HACE UN RATO QUE HE LLEGADO A CASA,VENGO DEL PASE DEL CORTOMETRAJE L`ESCOLA,QUE HAN PROYECTADO EN LA BIBLIOTECA "QUE ILUSIÓN". OLGA, ROSA Y YO HEMOS PRESENTADO EL CORTO,ESTABAMOS BASTANTE NERVIOSAS PERO CREO QUE NOS HA SALIDO MEDIO DECENTE.HALA,OTRA EXPERIENCIA QUE ME LLEVO DE ESTA GRAN ESCUELA. "GRACIAS A TODOS"
viernes, 30 de mayo de 2008
sábado, 24 de mayo de 2008
ANALFABETISMO INFORMÁTICO
Voy a publicar distintas versiones sobre paracuellos, no las que yo quisiera, porqué mi analfabetismo informático no dá para más. He intentado copiar unos vídeos del you tube y a las dos horas del intento y con dolor de cabeza, lo he dejado correr.Con un poco de suerte algun alma caritativa me ayudará.
viernes, 23 de mayo de 2008
miércoles, 21 de mayo de 2008
INFANCIA Y JUVENTUD DE CARRILLO
fideus republicans BIOGRAFIES
Santiago Carrillo Solares
Santiago Carrillo Solares (Gijón (Asturias), 18 de enero de 1915) es un político comunista español. Fue secretario general del Partido Comunista de España (PCE) desde 1960 hasta 1982. Combatió en la Guerra Civil Española y fue figura relevante de la oposición al franquismo y de la Transición Española.
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Infancia y juventud
Pasa su primera infancia en Asturias hasta que su padre, Wenceslao Carrillo, obrero fundidor y militante de Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT), adquiere en 1924 la condición de dirigente nacional de ambas organizaciones y la familia se ve obligada a trasladarse a Madrid. Se instalan en el barrio obrero de Cuatro Caminos donde vivirán sin abandonar las dificultades económicas, ya que las exiguas asignaciones que las organizaciones obreras destinaban a sus dirigentes difícilmente cubrían las necesidades de una familia con cinco hijos como la familia Carrillo.
Santiago Carrillo
Santiago Carrillo, procedente de una modesta escuela, como lo eran las de las zonas rurales y obreras, llega a Madrid con una deficiente formación e ingresa en el Grupo Escolar Cervantes (ubicado en su barrio, Cuatro Caminos) dependiente de la Institución Libre de Enseñanza y dirigido por Ángel Lorca. Santiago Carrillo dirá con orgullo que se educó en el mejor colegio de la España de la época. Completada la enseñanza primaria es seleccionado para cursar Bachillerato, pero no pudiendo la familia costear los derechos de examen, abandona los estudios, comienza a trabajar como aprendiz en una imprenta y se afilia a las Juventudes Socialistas de España (JJ.SS.) y a la UGT.
En 1930, a los 15 años, comienza a colaborar como periodista en El Socialista y el 14 de abril de 1931, proclamada la República, se le encarga la información parlamentaria. El joven Santiago se codea con los grandes periodistas encargados de la información parlamentaria de los otros periódicos: Víctor de La Serna (Informaciones), Wenceslao Fernández Flórez (ABC), Manuel Azaña (El Sol)...
En su militancia política, encuadrado desde un principio en la minoría revolucionaria del partido socialista (enfrentada a una mayoría reformista), pronto destaca por su capacidad de análisis y facilidad dialéctica. Desde la dirección de Renovación (la revista de las JJ.SS.), a la que accede en 1933, defiende su posición revolucionaria extendiéndola en el seno de las Juventudes.
En 1934, es nombrado secretario de las JJ.SS. En el PSOE, Besteiro y Prieto son considerados reformistas y Largo Caballero (el «Lenin español»), revolucionario. Santiago Carrillo establece una estrecha colaboración con Largo Caballero que pronto se convertirá en una corriente de mutuo afecto, hasta el punto de llegar a ser considerado su "delfín". Partidario de la unificación de las juventudes obreras, propicia la unidad de acción de las Juventudes Socialistas y Comunistas; ambas organizaciones, de forma unitaria, convocan manifestaciones y participan en mítines. También intenta que Izquierda Comunista, organización de carácter trotskista, ingrese en el PSOE y defiende la entrada del propio PSOE, una vez se haya impuesto el sector revolucionario, en la Internacional Comunista (IC).
Toma parte en el movimiento revolucionario conocido como Revolución de 1934, lo que le lleva a la cárcel hasta que, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, es puesto en libertad. Comparte cárcel con Largo Caballero, su propio padre y otros muchos dirigentes socialistas. Es durante este encierro cuando se distancia de las posturas políticas de Largo Caballero al considerarlas moderadas.
Al salir de la cárcel, los representantes de la Internacional Comunista en España le proponen y organizan un viaje a Moscú con las direcciones de las JJ.SS. y JJ.CC. para negociar su unificación. En Moscú, Santiago Carrillo se vio deslumbrado por la revolución triunfante. Las JJ.SS. y JJ.CC. muy cercanas ideológicamente alcanzan acuerdos sobre la futura organización resultante, las Juventudes Socialistas Unificadas: la base organizativa sería la Federación de Juventudes Socialistas que mantendría sus relaciones con el PSOE, se acuerda la adhesión como “simpatizantes” a la Internacional Juvenil Comunista, se renuncia a cualquier relación con organizaciones trotskistas y se marca como objetivo la unificación de los partidos obreros, bajo la órbita de Moscú.
A su regreso a España, aun con la oposición de Hernández Zarzalejo (presidente de las JJ.SS.) y otros miembros de la dirección, la unificación no tarda en imponerse, y en este proceso experimenta un espectacular crecimiento hasta alcanzar los 200.000 afiliados.
Santiago Carrillo, de la Comissió Executiva de les Joventuts Socialistes Unificades, a primera fila d'una manifestació a Madrid el 1936
Santiago Carrillo, Joan Comorera i Dolores Ibárruri a un miting del Secretari General del PCE José Díaz durant la Guerra Civil
La Guerra Civil
La sublevación militar del 18 de julio sorprende a Santiago Carrillo en París. Regresa inmediatamente a España cruzando la frontera por Irún y, ya en San Sebastián, se incorpora al ejército republicano, participa en el asalto a un hotel ocupado por rebeldes y sale con una columna dirección a Aguilar de Campo con la intención de avanzar hacia Madrid. Sin conseguir su objetivo, lucha varias semanas en los montes de Ubide (cerca de Bilbao), regresa nuevamente a Francia para entrar por la frontera catalana y así regresar a Madrid donde, con el grado de capitán, lucha en el frente de la sierra.
Tras estas primeras semanas de guerra, interrumpido el proceso de unificación de las juventudes comunistas y socialistas, los dirigentes de ambas organizaciones se reagrupan, se abandona la idea de convocar un congreso y el 20 de septiembre se nombra una ejecutiva formada por 7 socialistas y 7 comunistas, con Santiago Carrillo a la cabeza como Secretario General. Desde estos primeros momentos, las Juventudes Socialistas Unificadas se muestran especialmente activas estando presentes en todas las unidades y en todos los frentes, numerosos jóvenes se encuadran en sus filas para luchar contra la sublevación.
Defensa de Madrid y fusilamientos de Paracuellos
Durante el mes de octubre, las fuerzas rebeldes avanzan hacia Madrid y el 6 de noviembre se encuentran a las puertas de la capital. El gobierno da por perdida la ciudad y se traslada a Valencia precipitadamente, sólo con tiempo para entregar al General Miaja un sobre con instrucciones para que organice la defensa de Madrid y otro al general Pozas para que traslade el cuartel general del ejercito lejos de una ciudad que, prevén, puede pasar a manos del enemigo. Ese mismo día Santiago Carrillo se afilia al Partido Comunista de España.
Inmediatamente, se forma la Junta de Defensa de Madrid y queda reunida hasta altas horas de la noche para tratar de impedir que a la mañana siguiente las tropas rebeldes, parapetadas en la Casa de Campo, entren en la ciudad. Santiago Carrillo es nombrado Consejero de Orden Público. La Junta desconoce con qué fuerzas se cuenta, aunque se sabe que son insuficientes, desorganizadas y mal pertrechadas. Tiene que reclutar gente y organizarla, mantener la estructura de la ciudad (desbordada por los numerosos campesinos que se han refugiado en ella huyendo del avance rebelde) y mantener la moral de su población que ya sabe que el gobierno ha abandonado la ciudad (este episodio bélico se conoce como batalla de Madrid). También valora que hay que impedir, en lo posible, que con la caída de la ciudad el ejercito rebelde aumente su potencial ofensivo. Entre otras medidas, se decide evacuar a los presos de las cárceles (Modelo, Porlier, Ventas y otras), militares y civiles simpatizantes de los rebeldes.
A la mañana siguiente, el 7 de noviembre, Madrid sufre los bombardeos de la aviación y la artillería, en la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo se combate cuerpo a cuerpo y, al otro lado de la ciudad, un convoy de autobuses que traslada a los presos con destino a otras cárceles fuera de la ciudad se desvía o es desviado hacia el municipio de Paracuellos de Jarama, allí los presos son fusilados. Los sucesos se repiten dos días después, esta vez en el municipio de Torrejón de Ardoz. Hasta el 4 de diciembre no todos los convoyes llegarían a su destino. En total, un mínimo de 2.396 presos (unos doscientos oficiales franquistas según unas fuentes; más de 5.000, que incluyen adolescentes y ancianos, según otras), civiles y militares, fueron fusilados y sus cuerpos enterrados en fosas comunes.
Más de 20 años después, a raíz de que Carrillo fuese nombrado Secretario General del PCE, el régimen franquista responsabilizaría directamente a Carrillo de estas matanzas, acusándole de haberlas permitido o amparado en su calidad de Consejero de Orden Público. Los testimonios de Jesús Galíndez Suárez, Gueorgui Dimitrov y Félix Schlayer esgrimidos como prueba de la culpabilidad de Carrillo son desestimados por historiadres como (Alberto Reig Tapia, Enrique Moradiellos, Ian Gibson, Paul Preston y Javier Tusell, entre otros). El propio Carrillo ha negado siempre su participación.
El 24 de diciembre de 1936, Santiago Carrillo abandona la JDM, cuando el frente en Madrid se había estabilizado, y centra todos sus esfuerzos en la dirección política de las JSU, organización que se mostró especialmente combativa durante toda la guerra, con una mayoría de sus afiliados (más de 200.000) integrados en el ejército republicano. En 1937 pasa a formar parte del buró político del PCE, como miembro suplente.
Exilio y clandestinidad
La lucha desde París
Al final de la guerra sale a Francia por la frontera catalana, donde se encontraba participando en los últimos combates. En ese tiempo tiene una compañera, Chon, y una hija que intentan salir de España por el puerto de Alicante. Chon y su hija son detenidos y encerrados en el campo de concentración de Albatera. Sin que los nacionales supieran que se trataba de la compañera de Santiago Carrillo, es localizada desde Francia y consiguen pasarla a través de los Pirineos. Su hija moriría a consecuencia de enfermedades contraídas en campo de Albareta y, un tiempo después, Santiago y Chon se separarían.
Desde París viaja a Bélgica donde la IC le prepara un viaje para llegar a Moscú. Viaja por diferentes países para organizar la IJC. A la muerte del secretario general del PCE, José Díaz, desde Cuba, declara que la única capaz de asumir la máxima responsabilidad del PCE es Dolores Ibárruri, Pasionaria. Poco después, Dolores Ibárruri es nombrada Secretario General contra todo pronostico, desbancando al más claro candidato, Vicente Uribe. Está en Argel cuando es nombrado miembro del Buró político y se le encarga la más alta responsabilidad organizativa del partido en esos momentos: la organización del PCE en España. Desde allí viaja a París como polizonte en un barco de guerra francés. Ya en París, en 1942, su primera decisión es detener la iniciada invasión del Valle de Arán. Carrillo consideró que aquella invasión era un disparate en la que habrían muerto la mayoría de los guerrilleros participantes. Ordena que se retiren y organiza los “maquis” hasta su disolución en 1949.
En 1948, Carrillo visita a Tito con la petición de armas para la guerrilla; poco tiempo después, la dirección del partido, con la asistencia de Santiago Carrillo, se entrevista con Stalin a petición de éste. Stalin, ante los esfuerzos estériles de la guerrilla, aconseja la infiltración en los Sindicatos Verticales, considerándolos una organización de masas legal que los comunistas deben utilizar para combatir el franquismo. La dirección del PCE no está convencida de que deban infiltrase en una organización tan desprestigiada entre los trabajadores, pero salen de la entrevista dispuestos a seguir el "consejo". Junto a la decisión de infiltrarse en los sindicatos verticales, aunque no fuese sugerido por Stalin, la dirección del partido decide liquidar la lucha armada. Se le encarga a Carrillo que presente la nueva estrategia, algo que hace en la revista comunista Nuestra Bandera.
París, 1948. Plè del CC. del PCE. Drets : Fernado Claudin Antón, Luis Fernández, Dolores Ibárruri, Irene Falcón i Santiago Carrillo. Asseguts Ignacio Gallego, Vicente Uribe, Antonio Mije i Enrique Lister
En 1949, en París, se casa con Carmen Menédez, con la que tendrá tres hijos. La familia Carrillo vive con una falsa identidad francesa, Santiago justifica sus largas ausencias con una supuesta profesión de viajante de comercio. Sus propios hijos, durante su primera infancia, desconocerán su verdadera identidad; y todo el peso de la familia “Giscard” recaerá sobre Carmen, que es el sostén económico de la familia, se encarga de la educación de los hijos, los cuidados de la casa y compatibiliza el trabajo con sus actividades como militante del PCE.
Ascenso a la Secretaría General
En los años cincuenta, las relaciones entre Pasionaria y Carrillo se enfrían por diferencias en el interior del partido, relacionadas con la organización en París. Carrillo plantea la mala gestión de Uribe (el número dos del PCE en esos momentos) máximo responsable de la organización en Francia. Con anterioridad, otro dirigente, Antón, planteó iguales críticas y fue apartado de la dirección además de enviado a Varsovia.
En el V Congreso del PCE, celebrado en Checoslovaquia en 1954, Carrillo plantea la democratización del partido.
En 1955 España entra en la ONU a propuesta de Estados Unidos y con el voto favorable de la URSS. Stalin había muerto en 1953 y se iniciaba un proceso de distensión. Estados Unidos y la URSS habían propuesto, cada uno, la entrada de diferentes países que el otro aprobaría. Santiago Carrillo desde París publica un artículo en Nuestra Bandera aprobando la entrada y plantea la "política de reconciliación nacional". La dirección del PCE, sin conocer la existencia del artículo, hace declaraciones en contra. Carrillo se entera de esas declaraciones cuando el artículo todavía está en la imprenta sin hacer nada por retirarlo. A consecuencia de esta situación Santiago Carrillo estuvo a punto de ser expulsado del partido.
El conflicto planteado por Santiago Carrillo era grave. Santiago Carrillo era el máximo responsable político de la organización del PCE en España, controlaba esa organización. La dirección no podía permitir que todo ese poder estuviese en manos de alguien que escapaba a su control y su actitud fue considerada como alta traición.
En esas fechas se celebró el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) donde se excluye a Carrillo de la delegación del partido comunista con la excusa de ser imprescindible en París. Entre sesiones, la dirección del PCE, con Pasionaria a la cabeza, se juramentaba contra Carrillo. Todo indicaba que Carrillo sería expulsado del partido por "fraccionario" cuando Pasionaria llegó a conocer el contenido del informe secreto de Nikita Jrushchov, informe para uso interno del PCUS en el que condenaba las practicas estalinistas y revisaba la estructura del PCUS. Pasionaria entendió que los tiempos habían cambiado, e hizo que el resto de la dirección reconsiderara su postura.
Cuando después, Santiago Carrillo viaja a Budapest, convocado por la dirección, viaja convencido de que será expulsado del partido y cuando regresa a París, regresa como virtual Secretario General, ya que Dolores Ibárruri delegó desde entonces todas sus responsabilidades en él. En el VI Congreso del PCE Carrillo accede oficialmente a la Secretaría General al tiempo que Pasionaria es promovida a la Presidencia.
Praga el 1959. Dolores Ibárruri, Fernando Claudín y Vicente Uribe en el VI Congreso del PCE
Desde su ingreso en el PCE, hasta su acceso a la Secretaría General, Santiago Carrillo recorrió un largo, y quizá circular, camino político. Carrillo ingresa en el PCE recién nombrado Consejero de la Junta de Defensa de Madrid, en unos momentos dramáticos. Ese día le acompañaron en su decisión los restantes miembros socialistas de las JSU. El PCE, aunque desde la sublevación había crecido considerablemente, era una formación minoritaria entre los partidos de izquierdas, todavía no había adquirido la influencia que le proporcionó el que la URSS apoyara directamente a la República. Pero el ímpetu revolucionario de las JSU y la situación de guerra sintonizaron a la perfección con un partido como el PCE de corte estalinista, disciplinado, casi militar. También, el fascismo estaba a las puertas de Madrid y la mayoría de los líderes políticos habían abandonado la ciudad como lo hiciera el gobierno. Carrillo pudo intuir que ese partido con una estructura militar, que no retrocedió aquel día frente al fascismo, sería la mejor opción para combatirlo.
Santiago Carrillo desde su entrada en el PCE, y durante toda la contienda, acató con disciplina todas las posiciones de la dirección, no planteó ninguna discrepancia (de importancia) y asumió todas las consignas de la Internacional Comunista.
Y en la posguerra, con un PCE dominado por las consignas del PCUS, lo acepta sin reservas y sin plantear ningún problema, integrado en una maquinaria de corte estalinista. Una vez abandonada la lucha armada y plantea la vía política para derrotar al franquismo, Carrillo defiende un partido independiente de la URSS con una estructura más abierta y democrática.
El PCE se constituyó en la organización más beligerante de la oposición al franquismo y Santiago Carrillo su mayor enemigo. Cuando Carrillo adquiere protagonismo en el PCE, con el titular «La Matanza de Paracuellos», el franquismo puso en marcha su maquinaria propagandista y utilizó a las víctimas para, aprovechado su posible relación con los hechos, responsabilizarle de esas muertes.
Con la ascensión de Carrillo a la Secretaría General, las practicas estalinistas no desaparecen, sólo se suavizan. En 1964 las diferencias de Fernado Claudín y Jorge Semprún son solventadas acusándolos de fraccionarios y expulsándolos del partido. Santiago Carrillo ejerció la Secretaría General con autoridad. Claudín comentaría que en una ocasión planteó en el Comité Central la siguiente cuestión: «Camaradas, ¿no es anormal que después de ocho años, desde que Santiago dirige el trabajo, no hayamos adoptado ninguna resolución contraria a sus posiciones?» Claudín cuenta que tras un silencio Mije dijo: «Sí, una vez, cuando Santiago propuso ir clandestinamente a Asturias rechazamos su postura». El Partido Comunista no logró resolver sus problemas de democracia interna durante el periodo en que Carrillo se mantuvo en su dirección, las disensiones nunca se aceptaron con naturalidad y en la mayoría de los casos se resolvieron con la salida del partido de la posición minoritaria.
A partir de 1968, tras sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia, comienza su distanciamiento de la tutela de la URSS y su acercamiento, junto al líder comunista italiano Enrico Berlinguer, y al francés Georges Marchais, a la línea independiente con respecto a Moscú conocida como eurocomunismo.
La transición democrática
En 1976, tras la muerte de Franco, regresa en secreto a España y es detenido, en una acción provocada por él mismo con objeto de poner al gobierno frente a la tesitura de tener que reconocer la existencia y fuerza del partido, así como los esfuerzos desarrollados en el periodo de clandestinidad en la lucha por las libertades.
Antes de este retorno ya había mantenido conversaciones, a través de terceros, con el gobierno de Adolfo Suárez habiendo ofrecido garantías de moderación de sus militantes, así como la aceptación del régimen monárquico y de la bandera nacional, adelantándose en esto al propio partido socialista. Las actividades, su mentalidad - más abierta y cautelosa que la de muchos miembros del partido - se han mostrado por una gran parte de historiadores como un instrumento útil en la consecución del éxito de la transición política a la democracia en España.
Será definitivamente con el atentado de la Matanza de Atocha el 24 de enero de 1977, donde mureren tiroteados por un grupo de extrema derecha cuatro abogados afiliados al PCE, cuando muchos estiman que Carrillo consigue el apoyo definitivo de parte de la sociedad española y de Suárez. Un día después se sucede la primera gran manifestación multitudinaria de la izquierda desde la Segunda República, seguida semanas después de decenas de paros y manifestaciones pacíficas, en solidaridad con lo ocurrido y el partido comunista.
1977. Congrés dels Diputats : Rafael Albertí, Gregori López Raimundo, Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo i Ignacio Gallego
El 2 de marzo, en una reunión celebrada en Madrid con la asistencia de Marchais y Berlinguer, Carrillo presenta de forma oficial el movimiento eurocomunista.
El 9 de abril,el PCE es legalizado por el gobierno de Suárez, lo que provoca no pocas tensiones en su seno y cierto ruido de sables, con la dimisión inmediata del Ministro de Marina. La declaración de Santiago Carrillo tras conocer la noticia fue:
Acabo de conocer la legalización del PCE. La noticia me produce la misma satisfacción que van a sentir millones de trabajadores y demócratas en España. Es un acto que da credibilidad y fortaleza al proceso de marcha hacia la democracia. Ahora lo indispensable es que los demás partidos sean también legalizados y que se llegue a una auténtica libertad sindical. La clase obrera y los trabajadores de la cultura van a poder hablar, por fin, en nuestro país, con su auténtica voz. Yo no creo que el presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Le considero más bien un anticomunista, pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no se destruyen con represión e ilegalizaciones. Y que está dispuesto a enfrentar a las nuestras, las suyas. Bien, ése es el terreno en el que deben dirimirse las divergencias. Y que el pueblo, con su voto, decida. Para ello hace falta que la legalización de los partidos esté acompañada de auténticas libertades y de un trato no discriminatorio en los medios de comunicación estatales.
El 15 de junio tienen lugar las primeras elecciones democráticas en las que Carrillo es elegido diputado al Congreso por Madrid y formaría parte de los redactores de la nueva Constitución.
Firma de los Pactos de la Moncloa, en 1977. De izquierda a derecha: Enrique Tierno, Santiago Carrillo, Josep María Triginer, Joan Raventós, Felipe González, Juan Ajuriaguerra, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo Sotelo, Miquel Roca.
La debacle y su expulsión
Su elección se vería renovada en las sucesivas convocatorias electorales de 1979 y 1982. No obstante, los resultados electorales no eran buenos y comienza a producirse una serie de abandonos de personalidades pertenecientes al denominado sector renovador, lo que finalmente le llevaría, el 6 de noviembre de 1982, a dejar la secretaría general en manos de Gerardo Iglesias, mucho más joven y perteneciente a dicho sector crítico, con el no tardó en tener fuertes enfrentamientos que culminaron el 15 de abril de 1985 con la expulsión del partido de Carrillo y sus seguidores.
El año siguiente forma un nuevo partido denominado Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC), el cual no tardó en mostrarse incapaz de atraer a los votantes, por lo que termina integrándose en el PSOE junto con sus dirigentes, excepto Carrillo que no acepta el ingreso en el Partido Socialista debido a sus muchos años como militante comunista.
En segundo plano, los últimos años
En la actualidad, retirado de la vida política activa, escribe, da conferencias y participa en tertulias radiofónicas como testigo y actor de la historia de España durante muchos lustros. El 20 de octubre de 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid.
Lista de obras
«¿Adónde va el Partido Socialista? (Prieto contra los socialistas del interior)» (1959)
«Después de Franco, ¿qué?» (1965)
«Eurocomunismo y Estado» (1977)
«El año de la Constitución» (1978)
«Memoria de la transición: la vida política española y el PCE» (1983)
«Problemas de la transición: las condiciones de la revolución socialista» (1985)
«El año de la peluca» (1987)
«Problemas del Partido: el centralismo democrático» (1988)
«Memorias» (1993)
«La gran transición: ¿cómo reconstruir la izquierda?» (1995)
«Un joven del 36» (1996)
«Juez y parte: 15 retratos españoles» (1998)
«La Segunda República: recuerdos y reflexiones» (1999)
«¿Ha muerto el comunismo? Ayer y hoy de un movimiento clave para entender la convulsa historia del siglo XX» (2000)
«La memoria en retazos: recuerdos de nuestra historia más reciente» (2004)
«¿Se vive mejor en la república?» (2005)
Referencias y bibliografía
Carrillo, Santiago. Memorias Editorial Planeta 1994. Barcelona.
Claudín, Fernando. Crónica de un secretario general Editorial Planeta 1983. Barcelona
Claudín, Fernando. Documentos de una divergencia comunista. El Viejo Topo 1978. Barcelona.
Diaz, José. Tres años de lucha Librairie du Globo 1974. París
Estruch, Joan. Historia del PCE El Viejo Topo 1978. Barcelona.
Jackson, Gabriel. La república Española y la Guerra Civil Ediciones Orbis 1985. Barcelona.
Thomas, Hugh. La Guerra Civil Española Ruedo Ibérico 1976. París.
Tuñón de Lara, Manuel/ Javier Tusell. La Guerra Civil.... Historia 16 1986. Madrid.
Tusell, Javier. Fascismo y Franquismo cara a cara Biblioteca Nueva 2004. Madrid.
Yagüe, María Eugenia. Santiago Carrillo Cambio 16 1977. Madrid.
Casas de la Vega, Rafael. "l Terror Madrid 1936." Fénix, Madrid 1994. ISBN 84-88787-04-9
Gibson, Ian. "Paracuellos: Cómo fue". Plaza y Janés. Barcelona 1983
Enlaces externos
Reflexión de fin de siglo, conferencia pronunciada en Sabadell (18 de mayo, 2000)
Páginas de la historia: Carta de Santiago Carrillo a su padre, (15 de mayo de 1939) de la católica solidaridad.net
Entrevistas
Entrevista, diario El País (20 de febrero, 2006)
Entrevista de Chus Sáez, revista muface (junio-agosto 2005)
Encuentros digitales: Santiago Carrillo del diario El Mundo (2 de abril, 2003)
Entrevista publicada por mujeractual.com (mayo 2002)
Encuentros digitales: Santiago Carillo, diario El Mundo (24 de noviembre, 2000)
.Colaboradores de Wikipedia. Santiago Carrillo [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2007 [fecha de consulta: 2 de noviembre del 2007]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Santiago_Carrillo&oldid=12527003>.
Santiago Carrillo Solares
Santiago Carrillo Solares (Gijón (Asturias), 18 de enero de 1915) es un político comunista español. Fue secretario general del Partido Comunista de España (PCE) desde 1960 hasta 1982. Combatió en la Guerra Civil Española y fue figura relevante de la oposición al franquismo y de la Transición Española.
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Infancia y juventud
Pasa su primera infancia en Asturias hasta que su padre, Wenceslao Carrillo, obrero fundidor y militante de Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT), adquiere en 1924 la condición de dirigente nacional de ambas organizaciones y la familia se ve obligada a trasladarse a Madrid. Se instalan en el barrio obrero de Cuatro Caminos donde vivirán sin abandonar las dificultades económicas, ya que las exiguas asignaciones que las organizaciones obreras destinaban a sus dirigentes difícilmente cubrían las necesidades de una familia con cinco hijos como la familia Carrillo.
Santiago Carrillo
Santiago Carrillo, procedente de una modesta escuela, como lo eran las de las zonas rurales y obreras, llega a Madrid con una deficiente formación e ingresa en el Grupo Escolar Cervantes (ubicado en su barrio, Cuatro Caminos) dependiente de la Institución Libre de Enseñanza y dirigido por Ángel Lorca. Santiago Carrillo dirá con orgullo que se educó en el mejor colegio de la España de la época. Completada la enseñanza primaria es seleccionado para cursar Bachillerato, pero no pudiendo la familia costear los derechos de examen, abandona los estudios, comienza a trabajar como aprendiz en una imprenta y se afilia a las Juventudes Socialistas de España (JJ.SS.) y a la UGT.
En 1930, a los 15 años, comienza a colaborar como periodista en El Socialista y el 14 de abril de 1931, proclamada la República, se le encarga la información parlamentaria. El joven Santiago se codea con los grandes periodistas encargados de la información parlamentaria de los otros periódicos: Víctor de La Serna (Informaciones), Wenceslao Fernández Flórez (ABC), Manuel Azaña (El Sol)...
En su militancia política, encuadrado desde un principio en la minoría revolucionaria del partido socialista (enfrentada a una mayoría reformista), pronto destaca por su capacidad de análisis y facilidad dialéctica. Desde la dirección de Renovación (la revista de las JJ.SS.), a la que accede en 1933, defiende su posición revolucionaria extendiéndola en el seno de las Juventudes.
En 1934, es nombrado secretario de las JJ.SS. En el PSOE, Besteiro y Prieto son considerados reformistas y Largo Caballero (el «Lenin español»), revolucionario. Santiago Carrillo establece una estrecha colaboración con Largo Caballero que pronto se convertirá en una corriente de mutuo afecto, hasta el punto de llegar a ser considerado su "delfín". Partidario de la unificación de las juventudes obreras, propicia la unidad de acción de las Juventudes Socialistas y Comunistas; ambas organizaciones, de forma unitaria, convocan manifestaciones y participan en mítines. También intenta que Izquierda Comunista, organización de carácter trotskista, ingrese en el PSOE y defiende la entrada del propio PSOE, una vez se haya impuesto el sector revolucionario, en la Internacional Comunista (IC).
Toma parte en el movimiento revolucionario conocido como Revolución de 1934, lo que le lleva a la cárcel hasta que, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, es puesto en libertad. Comparte cárcel con Largo Caballero, su propio padre y otros muchos dirigentes socialistas. Es durante este encierro cuando se distancia de las posturas políticas de Largo Caballero al considerarlas moderadas.
Al salir de la cárcel, los representantes de la Internacional Comunista en España le proponen y organizan un viaje a Moscú con las direcciones de las JJ.SS. y JJ.CC. para negociar su unificación. En Moscú, Santiago Carrillo se vio deslumbrado por la revolución triunfante. Las JJ.SS. y JJ.CC. muy cercanas ideológicamente alcanzan acuerdos sobre la futura organización resultante, las Juventudes Socialistas Unificadas: la base organizativa sería la Federación de Juventudes Socialistas que mantendría sus relaciones con el PSOE, se acuerda la adhesión como “simpatizantes” a la Internacional Juvenil Comunista, se renuncia a cualquier relación con organizaciones trotskistas y se marca como objetivo la unificación de los partidos obreros, bajo la órbita de Moscú.
A su regreso a España, aun con la oposición de Hernández Zarzalejo (presidente de las JJ.SS.) y otros miembros de la dirección, la unificación no tarda en imponerse, y en este proceso experimenta un espectacular crecimiento hasta alcanzar los 200.000 afiliados.
Santiago Carrillo, de la Comissió Executiva de les Joventuts Socialistes Unificades, a primera fila d'una manifestació a Madrid el 1936
Santiago Carrillo, Joan Comorera i Dolores Ibárruri a un miting del Secretari General del PCE José Díaz durant la Guerra Civil
La Guerra Civil
La sublevación militar del 18 de julio sorprende a Santiago Carrillo en París. Regresa inmediatamente a España cruzando la frontera por Irún y, ya en San Sebastián, se incorpora al ejército republicano, participa en el asalto a un hotel ocupado por rebeldes y sale con una columna dirección a Aguilar de Campo con la intención de avanzar hacia Madrid. Sin conseguir su objetivo, lucha varias semanas en los montes de Ubide (cerca de Bilbao), regresa nuevamente a Francia para entrar por la frontera catalana y así regresar a Madrid donde, con el grado de capitán, lucha en el frente de la sierra.
Tras estas primeras semanas de guerra, interrumpido el proceso de unificación de las juventudes comunistas y socialistas, los dirigentes de ambas organizaciones se reagrupan, se abandona la idea de convocar un congreso y el 20 de septiembre se nombra una ejecutiva formada por 7 socialistas y 7 comunistas, con Santiago Carrillo a la cabeza como Secretario General. Desde estos primeros momentos, las Juventudes Socialistas Unificadas se muestran especialmente activas estando presentes en todas las unidades y en todos los frentes, numerosos jóvenes se encuadran en sus filas para luchar contra la sublevación.
Defensa de Madrid y fusilamientos de Paracuellos
Durante el mes de octubre, las fuerzas rebeldes avanzan hacia Madrid y el 6 de noviembre se encuentran a las puertas de la capital. El gobierno da por perdida la ciudad y se traslada a Valencia precipitadamente, sólo con tiempo para entregar al General Miaja un sobre con instrucciones para que organice la defensa de Madrid y otro al general Pozas para que traslade el cuartel general del ejercito lejos de una ciudad que, prevén, puede pasar a manos del enemigo. Ese mismo día Santiago Carrillo se afilia al Partido Comunista de España.
Inmediatamente, se forma la Junta de Defensa de Madrid y queda reunida hasta altas horas de la noche para tratar de impedir que a la mañana siguiente las tropas rebeldes, parapetadas en la Casa de Campo, entren en la ciudad. Santiago Carrillo es nombrado Consejero de Orden Público. La Junta desconoce con qué fuerzas se cuenta, aunque se sabe que son insuficientes, desorganizadas y mal pertrechadas. Tiene que reclutar gente y organizarla, mantener la estructura de la ciudad (desbordada por los numerosos campesinos que se han refugiado en ella huyendo del avance rebelde) y mantener la moral de su población que ya sabe que el gobierno ha abandonado la ciudad (este episodio bélico se conoce como batalla de Madrid). También valora que hay que impedir, en lo posible, que con la caída de la ciudad el ejercito rebelde aumente su potencial ofensivo. Entre otras medidas, se decide evacuar a los presos de las cárceles (Modelo, Porlier, Ventas y otras), militares y civiles simpatizantes de los rebeldes.
A la mañana siguiente, el 7 de noviembre, Madrid sufre los bombardeos de la aviación y la artillería, en la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo se combate cuerpo a cuerpo y, al otro lado de la ciudad, un convoy de autobuses que traslada a los presos con destino a otras cárceles fuera de la ciudad se desvía o es desviado hacia el municipio de Paracuellos de Jarama, allí los presos son fusilados. Los sucesos se repiten dos días después, esta vez en el municipio de Torrejón de Ardoz. Hasta el 4 de diciembre no todos los convoyes llegarían a su destino. En total, un mínimo de 2.396 presos (unos doscientos oficiales franquistas según unas fuentes; más de 5.000, que incluyen adolescentes y ancianos, según otras), civiles y militares, fueron fusilados y sus cuerpos enterrados en fosas comunes.
Más de 20 años después, a raíz de que Carrillo fuese nombrado Secretario General del PCE, el régimen franquista responsabilizaría directamente a Carrillo de estas matanzas, acusándole de haberlas permitido o amparado en su calidad de Consejero de Orden Público. Los testimonios de Jesús Galíndez Suárez, Gueorgui Dimitrov y Félix Schlayer esgrimidos como prueba de la culpabilidad de Carrillo son desestimados por historiadres como (Alberto Reig Tapia, Enrique Moradiellos, Ian Gibson, Paul Preston y Javier Tusell, entre otros). El propio Carrillo ha negado siempre su participación.
El 24 de diciembre de 1936, Santiago Carrillo abandona la JDM, cuando el frente en Madrid se había estabilizado, y centra todos sus esfuerzos en la dirección política de las JSU, organización que se mostró especialmente combativa durante toda la guerra, con una mayoría de sus afiliados (más de 200.000) integrados en el ejército republicano. En 1937 pasa a formar parte del buró político del PCE, como miembro suplente.
Exilio y clandestinidad
La lucha desde París
Al final de la guerra sale a Francia por la frontera catalana, donde se encontraba participando en los últimos combates. En ese tiempo tiene una compañera, Chon, y una hija que intentan salir de España por el puerto de Alicante. Chon y su hija son detenidos y encerrados en el campo de concentración de Albatera. Sin que los nacionales supieran que se trataba de la compañera de Santiago Carrillo, es localizada desde Francia y consiguen pasarla a través de los Pirineos. Su hija moriría a consecuencia de enfermedades contraídas en campo de Albareta y, un tiempo después, Santiago y Chon se separarían.
Desde París viaja a Bélgica donde la IC le prepara un viaje para llegar a Moscú. Viaja por diferentes países para organizar la IJC. A la muerte del secretario general del PCE, José Díaz, desde Cuba, declara que la única capaz de asumir la máxima responsabilidad del PCE es Dolores Ibárruri, Pasionaria. Poco después, Dolores Ibárruri es nombrada Secretario General contra todo pronostico, desbancando al más claro candidato, Vicente Uribe. Está en Argel cuando es nombrado miembro del Buró político y se le encarga la más alta responsabilidad organizativa del partido en esos momentos: la organización del PCE en España. Desde allí viaja a París como polizonte en un barco de guerra francés. Ya en París, en 1942, su primera decisión es detener la iniciada invasión del Valle de Arán. Carrillo consideró que aquella invasión era un disparate en la que habrían muerto la mayoría de los guerrilleros participantes. Ordena que se retiren y organiza los “maquis” hasta su disolución en 1949.
En 1948, Carrillo visita a Tito con la petición de armas para la guerrilla; poco tiempo después, la dirección del partido, con la asistencia de Santiago Carrillo, se entrevista con Stalin a petición de éste. Stalin, ante los esfuerzos estériles de la guerrilla, aconseja la infiltración en los Sindicatos Verticales, considerándolos una organización de masas legal que los comunistas deben utilizar para combatir el franquismo. La dirección del PCE no está convencida de que deban infiltrase en una organización tan desprestigiada entre los trabajadores, pero salen de la entrevista dispuestos a seguir el "consejo". Junto a la decisión de infiltrarse en los sindicatos verticales, aunque no fuese sugerido por Stalin, la dirección del partido decide liquidar la lucha armada. Se le encarga a Carrillo que presente la nueva estrategia, algo que hace en la revista comunista Nuestra Bandera.
París, 1948. Plè del CC. del PCE. Drets : Fernado Claudin Antón, Luis Fernández, Dolores Ibárruri, Irene Falcón i Santiago Carrillo. Asseguts Ignacio Gallego, Vicente Uribe, Antonio Mije i Enrique Lister
En 1949, en París, se casa con Carmen Menédez, con la que tendrá tres hijos. La familia Carrillo vive con una falsa identidad francesa, Santiago justifica sus largas ausencias con una supuesta profesión de viajante de comercio. Sus propios hijos, durante su primera infancia, desconocerán su verdadera identidad; y todo el peso de la familia “Giscard” recaerá sobre Carmen, que es el sostén económico de la familia, se encarga de la educación de los hijos, los cuidados de la casa y compatibiliza el trabajo con sus actividades como militante del PCE.
Ascenso a la Secretaría General
En los años cincuenta, las relaciones entre Pasionaria y Carrillo se enfrían por diferencias en el interior del partido, relacionadas con la organización en París. Carrillo plantea la mala gestión de Uribe (el número dos del PCE en esos momentos) máximo responsable de la organización en Francia. Con anterioridad, otro dirigente, Antón, planteó iguales críticas y fue apartado de la dirección además de enviado a Varsovia.
En el V Congreso del PCE, celebrado en Checoslovaquia en 1954, Carrillo plantea la democratización del partido.
En 1955 España entra en la ONU a propuesta de Estados Unidos y con el voto favorable de la URSS. Stalin había muerto en 1953 y se iniciaba un proceso de distensión. Estados Unidos y la URSS habían propuesto, cada uno, la entrada de diferentes países que el otro aprobaría. Santiago Carrillo desde París publica un artículo en Nuestra Bandera aprobando la entrada y plantea la "política de reconciliación nacional". La dirección del PCE, sin conocer la existencia del artículo, hace declaraciones en contra. Carrillo se entera de esas declaraciones cuando el artículo todavía está en la imprenta sin hacer nada por retirarlo. A consecuencia de esta situación Santiago Carrillo estuvo a punto de ser expulsado del partido.
El conflicto planteado por Santiago Carrillo era grave. Santiago Carrillo era el máximo responsable político de la organización del PCE en España, controlaba esa organización. La dirección no podía permitir que todo ese poder estuviese en manos de alguien que escapaba a su control y su actitud fue considerada como alta traición.
En esas fechas se celebró el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) donde se excluye a Carrillo de la delegación del partido comunista con la excusa de ser imprescindible en París. Entre sesiones, la dirección del PCE, con Pasionaria a la cabeza, se juramentaba contra Carrillo. Todo indicaba que Carrillo sería expulsado del partido por "fraccionario" cuando Pasionaria llegó a conocer el contenido del informe secreto de Nikita Jrushchov, informe para uso interno del PCUS en el que condenaba las practicas estalinistas y revisaba la estructura del PCUS. Pasionaria entendió que los tiempos habían cambiado, e hizo que el resto de la dirección reconsiderara su postura.
Cuando después, Santiago Carrillo viaja a Budapest, convocado por la dirección, viaja convencido de que será expulsado del partido y cuando regresa a París, regresa como virtual Secretario General, ya que Dolores Ibárruri delegó desde entonces todas sus responsabilidades en él. En el VI Congreso del PCE Carrillo accede oficialmente a la Secretaría General al tiempo que Pasionaria es promovida a la Presidencia.
Praga el 1959. Dolores Ibárruri, Fernando Claudín y Vicente Uribe en el VI Congreso del PCE
Desde su ingreso en el PCE, hasta su acceso a la Secretaría General, Santiago Carrillo recorrió un largo, y quizá circular, camino político. Carrillo ingresa en el PCE recién nombrado Consejero de la Junta de Defensa de Madrid, en unos momentos dramáticos. Ese día le acompañaron en su decisión los restantes miembros socialistas de las JSU. El PCE, aunque desde la sublevación había crecido considerablemente, era una formación minoritaria entre los partidos de izquierdas, todavía no había adquirido la influencia que le proporcionó el que la URSS apoyara directamente a la República. Pero el ímpetu revolucionario de las JSU y la situación de guerra sintonizaron a la perfección con un partido como el PCE de corte estalinista, disciplinado, casi militar. También, el fascismo estaba a las puertas de Madrid y la mayoría de los líderes políticos habían abandonado la ciudad como lo hiciera el gobierno. Carrillo pudo intuir que ese partido con una estructura militar, que no retrocedió aquel día frente al fascismo, sería la mejor opción para combatirlo.
Santiago Carrillo desde su entrada en el PCE, y durante toda la contienda, acató con disciplina todas las posiciones de la dirección, no planteó ninguna discrepancia (de importancia) y asumió todas las consignas de la Internacional Comunista.
Y en la posguerra, con un PCE dominado por las consignas del PCUS, lo acepta sin reservas y sin plantear ningún problema, integrado en una maquinaria de corte estalinista. Una vez abandonada la lucha armada y plantea la vía política para derrotar al franquismo, Carrillo defiende un partido independiente de la URSS con una estructura más abierta y democrática.
El PCE se constituyó en la organización más beligerante de la oposición al franquismo y Santiago Carrillo su mayor enemigo. Cuando Carrillo adquiere protagonismo en el PCE, con el titular «La Matanza de Paracuellos», el franquismo puso en marcha su maquinaria propagandista y utilizó a las víctimas para, aprovechado su posible relación con los hechos, responsabilizarle de esas muertes.
Con la ascensión de Carrillo a la Secretaría General, las practicas estalinistas no desaparecen, sólo se suavizan. En 1964 las diferencias de Fernado Claudín y Jorge Semprún son solventadas acusándolos de fraccionarios y expulsándolos del partido. Santiago Carrillo ejerció la Secretaría General con autoridad. Claudín comentaría que en una ocasión planteó en el Comité Central la siguiente cuestión: «Camaradas, ¿no es anormal que después de ocho años, desde que Santiago dirige el trabajo, no hayamos adoptado ninguna resolución contraria a sus posiciones?» Claudín cuenta que tras un silencio Mije dijo: «Sí, una vez, cuando Santiago propuso ir clandestinamente a Asturias rechazamos su postura». El Partido Comunista no logró resolver sus problemas de democracia interna durante el periodo en que Carrillo se mantuvo en su dirección, las disensiones nunca se aceptaron con naturalidad y en la mayoría de los casos se resolvieron con la salida del partido de la posición minoritaria.
A partir de 1968, tras sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia, comienza su distanciamiento de la tutela de la URSS y su acercamiento, junto al líder comunista italiano Enrico Berlinguer, y al francés Georges Marchais, a la línea independiente con respecto a Moscú conocida como eurocomunismo.
La transición democrática
En 1976, tras la muerte de Franco, regresa en secreto a España y es detenido, en una acción provocada por él mismo con objeto de poner al gobierno frente a la tesitura de tener que reconocer la existencia y fuerza del partido, así como los esfuerzos desarrollados en el periodo de clandestinidad en la lucha por las libertades.
Antes de este retorno ya había mantenido conversaciones, a través de terceros, con el gobierno de Adolfo Suárez habiendo ofrecido garantías de moderación de sus militantes, así como la aceptación del régimen monárquico y de la bandera nacional, adelantándose en esto al propio partido socialista. Las actividades, su mentalidad - más abierta y cautelosa que la de muchos miembros del partido - se han mostrado por una gran parte de historiadores como un instrumento útil en la consecución del éxito de la transición política a la democracia en España.
Será definitivamente con el atentado de la Matanza de Atocha el 24 de enero de 1977, donde mureren tiroteados por un grupo de extrema derecha cuatro abogados afiliados al PCE, cuando muchos estiman que Carrillo consigue el apoyo definitivo de parte de la sociedad española y de Suárez. Un día después se sucede la primera gran manifestación multitudinaria de la izquierda desde la Segunda República, seguida semanas después de decenas de paros y manifestaciones pacíficas, en solidaridad con lo ocurrido y el partido comunista.
1977. Congrés dels Diputats : Rafael Albertí, Gregori López Raimundo, Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo i Ignacio Gallego
El 2 de marzo, en una reunión celebrada en Madrid con la asistencia de Marchais y Berlinguer, Carrillo presenta de forma oficial el movimiento eurocomunista.
El 9 de abril,el PCE es legalizado por el gobierno de Suárez, lo que provoca no pocas tensiones en su seno y cierto ruido de sables, con la dimisión inmediata del Ministro de Marina. La declaración de Santiago Carrillo tras conocer la noticia fue:
Acabo de conocer la legalización del PCE. La noticia me produce la misma satisfacción que van a sentir millones de trabajadores y demócratas en España. Es un acto que da credibilidad y fortaleza al proceso de marcha hacia la democracia. Ahora lo indispensable es que los demás partidos sean también legalizados y que se llegue a una auténtica libertad sindical. La clase obrera y los trabajadores de la cultura van a poder hablar, por fin, en nuestro país, con su auténtica voz. Yo no creo que el presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Le considero más bien un anticomunista, pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no se destruyen con represión e ilegalizaciones. Y que está dispuesto a enfrentar a las nuestras, las suyas. Bien, ése es el terreno en el que deben dirimirse las divergencias. Y que el pueblo, con su voto, decida. Para ello hace falta que la legalización de los partidos esté acompañada de auténticas libertades y de un trato no discriminatorio en los medios de comunicación estatales.
El 15 de junio tienen lugar las primeras elecciones democráticas en las que Carrillo es elegido diputado al Congreso por Madrid y formaría parte de los redactores de la nueva Constitución.
Firma de los Pactos de la Moncloa, en 1977. De izquierda a derecha: Enrique Tierno, Santiago Carrillo, Josep María Triginer, Joan Raventós, Felipe González, Juan Ajuriaguerra, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo Sotelo, Miquel Roca.
La debacle y su expulsión
Su elección se vería renovada en las sucesivas convocatorias electorales de 1979 y 1982. No obstante, los resultados electorales no eran buenos y comienza a producirse una serie de abandonos de personalidades pertenecientes al denominado sector renovador, lo que finalmente le llevaría, el 6 de noviembre de 1982, a dejar la secretaría general en manos de Gerardo Iglesias, mucho más joven y perteneciente a dicho sector crítico, con el no tardó en tener fuertes enfrentamientos que culminaron el 15 de abril de 1985 con la expulsión del partido de Carrillo y sus seguidores.
El año siguiente forma un nuevo partido denominado Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC), el cual no tardó en mostrarse incapaz de atraer a los votantes, por lo que termina integrándose en el PSOE junto con sus dirigentes, excepto Carrillo que no acepta el ingreso en el Partido Socialista debido a sus muchos años como militante comunista.
En segundo plano, los últimos años
En la actualidad, retirado de la vida política activa, escribe, da conferencias y participa en tertulias radiofónicas como testigo y actor de la historia de España durante muchos lustros. El 20 de octubre de 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid.
Lista de obras
«¿Adónde va el Partido Socialista? (Prieto contra los socialistas del interior)» (1959)
«Después de Franco, ¿qué?» (1965)
«Eurocomunismo y Estado» (1977)
«El año de la Constitución» (1978)
«Memoria de la transición: la vida política española y el PCE» (1983)
«Problemas de la transición: las condiciones de la revolución socialista» (1985)
«El año de la peluca» (1987)
«Problemas del Partido: el centralismo democrático» (1988)
«Memorias» (1993)
«La gran transición: ¿cómo reconstruir la izquierda?» (1995)
«Un joven del 36» (1996)
«Juez y parte: 15 retratos españoles» (1998)
«La Segunda República: recuerdos y reflexiones» (1999)
«¿Ha muerto el comunismo? Ayer y hoy de un movimiento clave para entender la convulsa historia del siglo XX» (2000)
«La memoria en retazos: recuerdos de nuestra historia más reciente» (2004)
«¿Se vive mejor en la república?» (2005)
Referencias y bibliografía
Carrillo, Santiago. Memorias Editorial Planeta 1994. Barcelona.
Claudín, Fernando. Crónica de un secretario general Editorial Planeta 1983. Barcelona
Claudín, Fernando. Documentos de una divergencia comunista. El Viejo Topo 1978. Barcelona.
Diaz, José. Tres años de lucha Librairie du Globo 1974. París
Estruch, Joan. Historia del PCE El Viejo Topo 1978. Barcelona.
Jackson, Gabriel. La república Española y la Guerra Civil Ediciones Orbis 1985. Barcelona.
Thomas, Hugh. La Guerra Civil Española Ruedo Ibérico 1976. París.
Tuñón de Lara, Manuel/ Javier Tusell. La Guerra Civil.... Historia 16 1986. Madrid.
Tusell, Javier. Fascismo y Franquismo cara a cara Biblioteca Nueva 2004. Madrid.
Yagüe, María Eugenia. Santiago Carrillo Cambio 16 1977. Madrid.
Casas de la Vega, Rafael. "l Terror Madrid 1936." Fénix, Madrid 1994. ISBN 84-88787-04-9
Gibson, Ian. "Paracuellos: Cómo fue". Plaza y Janés. Barcelona 1983
Enlaces externos
Reflexión de fin de siglo, conferencia pronunciada en Sabadell (18 de mayo, 2000)
Páginas de la historia: Carta de Santiago Carrillo a su padre, (15 de mayo de 1939) de la católica solidaridad.net
Entrevistas
Entrevista, diario El País (20 de febrero, 2006)
Entrevista de Chus Sáez, revista muface (junio-agosto 2005)
Encuentros digitales: Santiago Carrillo del diario El Mundo (2 de abril, 2003)
Entrevista publicada por mujeractual.com (mayo 2002)
Encuentros digitales: Santiago Carillo, diario El Mundo (24 de noviembre, 2000)
.Colaboradores de Wikipedia. Santiago Carrillo [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2007 [fecha de consulta: 2 de noviembre del 2007]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Santiago_Carrillo&oldid=12527003>.
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LOCAL News :: Política
CARRILLO Y PASIONARIA, RESPONSABLES DE DESAPARICIONES DE COMUNISTAS
Author
anónim@
Date Created
12 jun 2007
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Date Edited
12 jun 2007 02:08:09 PM
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CARRILLO Y PASIONARIA, RESPONSABLES DE DESAPARICIONES DE COMUNISTAS
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A fuerza de escuchar y de preguntar, fue constituyéndose una imagen global, confusa en ciertos casos, dolorosamente precisa y concreta en otros, de una época terrible: entre 1944 y 1948, por lo menos, decenas de cuadros dirigentes fueron entonces eliminados, física y/o políticamente liquidados, por la dirección operativa del PCE Dolores Ibárruri, Vicente Uribe, Santiago Carrillo, que se había vuelto a hacer con las riendas del poder interno al término de la II Guerra Mundial.
REPORTAJE Los hijos perdidos de Trillawww.elpais.com/articulo/paginas/hijos/perdidos/Trilla/elpepusoceps/20070610elpepspag_6/TesFerran Bono 07/06/2007EL PAÍS SEMANALLa rusa Aurora Trilla tiene 76 años y vive en Moscú. Alain Lazard tiene 65, es francés y reside en California. Ambos tienen los mismos ojos claros, entre azules y grises. Son hermanos, pero no se han visto nunca. Su padre fue el luchador antifranquista Gabriel León Trilla, pero no llegaron a conocerle. Criados por sus respectivas madres, sus vidas han discurrido paralelas hasta que el pasado 24 de marzo se fundieron en un prolongado abrazo en la cafetería de un céntrico hotel de Madrid.El esperado encuentro se produjo en silencio. Se miraron y no se dijeron nada. Sólo se abrazaron. La emoción dio paso a un júbilo compartido por el resto de los familiares de Gabriel que rodeaban a los hermanos. Alain, con un castellano de urgencia, invitó a Aurora a visitar su casa americana. Simulando gestualmente el vaivén de las olas le propuso hacer el viaje en barco. Sabía que su nueva hermana acababa de llegar de Moscú tras 60 horas de tren por su fobia a los aviones. La intensidad se fue relajando en las sonrisas cómplices de los parientes recién descubiertos.Tres ramas familiares, una procedente de la España natal de Gabriel León Trilla, otra de la antigua URSS, y la tercera, de la Francia ocupada, reunidas para conocerse, convivir y recorrer juntos los escenarios añorados durante su exilio en Francia por el comunista y dirigente antifranquista asesinado en Madrid en 1945.Michèle Lazard, hermana de madre de Alain, es la única persona del grupo que convivió con él, y 60 años después guarda intacta una de las frases con las que Gabriel León Trilla evocaba su país desde su exilio en Aix-en-Provence: "Una tormenta ha cruzado el cielo de Madrid, dejándolo vibrante". Michèle, de 77 años, es una pieza clave en la reconstrucción de la memoria de Trilla. También lo ha sido Jorge Semprún, que desempeña un papel protagonista en esta larga y accidentada historia.En 1977, Semprún publicó Autobiografía de Federico Sánchez, un libro sobre la vida clandestina y la expulsión del PCE de este personaje. En él contaba el caso de Trilla y explicaba las circunstancias de su muerte, una información que llegó a oídos de Jeanne Lazard Cangioni, la militante comunista francesa que acogió al luchador antifranquista en su casa tras la Guerra Civil. Jeanne estaba separada de su marido, Lucien Lazard, y tenía una hija, Michèle, cuando mantuvo una relación sentimental con Gabriel León Trilla, fruto de la cual nació Alain."Desde que leyó el libro", explica Michèle, "lo único que quería mi madre era rehabilitar el honor de Gabriel. Escribió a Semprún y le dijo que tenía cartas y documentos que le podrían ayudar. Él le respondió de inmediato con una carta preciosa. Fue a mi casa en 1979 y desde entonces somos amigos".La adolescencia de Michèle estuvo marcada por la presencia de Trilla. "De los 10 años a los 14, Gabriel fue quien me educó, me cuidó, me hizo reír, me enseñó a amar la literatura, las lenguas, el Museo del Prado, Goya, Velázquez, Cézanne? Era muy culto y divertido. Fue la persona que más me marcó con aquella edad y en aquellos tiempos de guerra", afirma Michèle. Su padre biológico, Lucien Lazard, miembro de la Resistencia francesa, había sido apresado por los nazis. Trilla, obsesionado con volver a España, cruzó en 1943 la frontera para luchar contra Franco. Su rastro se perdió. Dejó en Francia un hijo de apenas un año, Alain, al que Lucien, generosamente, dio su apellido, Lazard. Alain Lazard no supo hasta bien entrados los treinta años quién era su padre natural.Hasta aquí, resumido, el capítulo francés de la agitada historia personal y política de Gabriel León Trilla. Hay al menos dos capítulos más que dan cuenta de las ramas familiares de España y Rusia. Todas presentes en la reunión de Madrid de finales de marzo. Un encuentro que fue posible gracias a la curiosidad de Julia Pareja, una ex concejal socialista y psicóloga de Salamanca; al ansia de conocimiento de un historiador del PCE, Carlos Fernández, y a la existencia de Internet.Un día, Julia Pareja, de 62 años, decidió rastrear su árbol genealógico y en algún momento se preguntó: "¿Qué fue de mi tío abuelo Gabriel? Sólo sabíamos que era comunista y que lo mataron", explica en el hotel madrileño, donde todos intervienen con detalles y comentarios en castellano, francés, ruso e inglés. "Busqué su nombre en Google y me salieron centenares de documentos", explica; "en uno de los foros de la memoria, el historiador Carlos Fernández pedía información sobre Gabriel para su estudio y contacté con él. Era agosto de 2005".El nombre de Gabriel León Trilla, nacido en Valladolid en 1899 y fallecido en Madrid en 1945, había empezado a surcar el ciberespacio. Alain Lazard también es aficionado a navegar por Internet. "El 25 de diciembre de 2005, el día de Navidad", relata Julia, "abro mi correo y veo un mensaje. Era de Alain. Emocionada, me dije: 'Hemos descubierto al hijo de Gabriel'. En uno de los mensajes que intercambiamos, Alain nos habla de la conexión con Jorge Semprún y nos dice: 'Por cierto, que mi hermana Michèle asegura que Gabriel tenía una hija en Rusia llamada Aurora, de la que hablaba en su exilio en Aix-en-Provence'. Estaba claro: el siguiente paso era buscar a Aurora".Las piezas empiezan a encajar. La fotografía antigua de una guapa mujer que la madre de Julia había guardado pero que nadie sabía quién era recobra protagonismo. "Era mi madre", interrumpe entonces Aurora, la moscovita que entiende "sólo un poco de español", el que aprendió con el diccionario ruso-español que se dejó su padre en 1932 cuando fue expulsado de la URSS.Al principio, nadie sabía que esa fotografía correspondía a la primera mujer de Trilla. Julia mandó la imagen de la joven desconocida a Carlos Fernández, y el historiador se dirigió con ella a la segunda mujer de Gabriel, Lydia Kúper, traductora de origen ruso residente en España y antigua militante comunista, quien descifró las letras en alfabeto cirílico escritas en su reverso: Anastasia.Los hilos de la historia condujeron a la Unión Soviética. La joven de la foto era Anastasia Filippovna Barmashova, la esposa con la que Trilla tuvo dos hijas en Moscú. La primera Aurora murió a los seis meses. La segunda vio la luz en 1931, con el mismo nombre, y es la misma que acaba de conocer a su hermano francés.El 5 de enero de 2006, Julia mandó correos electrónicos a la embajada y al consulado de España en Moscú preguntando por "la hija del español Gabriel León Trilla, de nombre Aurora". El lunes 9 de enero, el consulado de España en Moscú comunicaba a Julia que la habían localizado. "Hablé inmediatamente con Alain y decidimos que lo menos violento era que yo le escribiera una carta, sin decirle al principio que tenía un hermano. Así empezamos a cartearnos".Aurora, nacida en 1931, habla ruso e intercala palabras sueltas en castellano. Sabía que su padre, Gabriel, fue miembro del PCE y de la Komintern. Su madre, Anastasia, era una de las secretarias de la Internacional Comunista. "Allí se conocieron, se casaron y tuvieron una hija que murió. Al principio, mi madre y mi padre se comunicaban gracias a un diccionario ruso-castellano, que yo conservo", explica. Pero Gabriel tuvo que regresar a España y cayó preso durante el régimen de Primo de Rivera. "Cuando volvió a Moscú ya sabía ruso, lo había aprendido en prisión. En 1932 lo expulsaron del Partido Comunista y le echaron del país", prosigue Aurora. Fue apartado por pertenecer a una escisión comunista, aunque más tarde fue readmitido. "Mi madre se quedó sin marido, y yo, que tenía año y medio, sin padre". Gabriel estaba considerado una persona peligrosa. Anastasia tuvo que quedarse en la URSS al cuidado de su hija, a pesar de los intentos de Gabriel por sacar a su familia.Son ya los años de la Segunda República española. Gabriel sigue comunicándose con Anastasia, pero a través de la hermana de ésta, Claudia, para evitar riesgos. Gabriel y Anastasia acaban divorciándose, y él se vuelve a casar tres años después. "Mi madre, que no quería saber nada de hombres, se sintió entonces liberada y empezó a relacionarse hasta que se volvió a casar en 1938", comenta Aurora. La última carta data de 1939. En ella, Gabriel comunica a sus antiguos familiares rusos que ya no escribirá más porque pasa a la clandestinidad y se va a Francia. Aurora ya no supo nada de su padre, aunque toda su vida ha estado buscando información. Primero, sobre su paradero, y después, sobre las circunstancias de su muerte. Se dirigió al PCUS soviético, a Dolores Ibárruri? Siempre recibía la misma respuesta: nadie sabía nada de la muerte de su padre. Al final, logró entrevistarse con el dirigente del PCE Joaquín Balaguer, que en 1956 le dijo: "Cuando seas libre, quizá puedas ir a España y encontrar algo".Aurora Trilla no desfalleció. En un viaje en autobús por Europa en 1996, pasó buena parte de su escala en Madrid buscando en el listín telefónico los apellidos Trilla para ver si daba con su familia. Todos resultaron pistas falsas. En 2004 escribió al Archivo General de la Guerra Civil, que le remitió al Archivo Histórico Nacional. Nada. Hasta que a principios de 2006 le llegó la carta de Julia Pareja.A partir de esa fecha empieza la organización del encuentro en Madrid, con el propósito principal de que los dos hermanos de padre se conozcan. Hubo obstáculos insospechados. El consulado español en Moscú no le daba el visado de entrada a Victoria, la acompañante de Aurora, que, con 76 años, no habría podido cruzar Europa en tren sin ayuda física y lingüística. Además, se tenía que justificar el parentesco de Aurora con su progenitor. "Nos hicimos con la documentación y la invitación que nos exigían gracias a un notario amigo. Fue una pesadilla. Al final se arregló. Conseguimos contar toda la historia a los del consulado, y creo que también ellos se emocionaron. Nos tramitaron los papeles en tres días, y gratis", resume Julia.De vuelta al grupo reunido en Madrid, el protagonismo recae en Michèle Lazard, la única de los presentes que vivió con Trilla, durante su exilio francés, y que puede compartir sus recuerdos con el resto de familiares. "Hablaba mucho de su hija rusa y también de su madre, que le marcó", rememora Michèle. Michèle, lingüista y profesora jubilada, recuerda con vehemencia y, a veces, intenta ocultar su emoción para no interrumpir el discurso: "Gabriel era una persona muy alegre y un hombre de gran valor. Le recuerdo siempre elegante, le gustaba muchísimo la pintura, tenía un gran dominio del francés y también hablaba alemán y ruso. Era increíble. Tenía la obsesión de volver a España y luchar contra Franco. Él me enseñó toda la poesía francesa. Cuando conseguía algo de dinero, me compraba libros o láminas del Prado. Me enseñó alemán. Me transmitió el amor de su madre por la enseñanza y la cultura, y también por ser insolente".Michèle continúa desgranando sus vivencias. "Gabriel empezó a buscar contactos con dirigentes españoles que estaban en Toulouse y en Marsella para pasar a España. Y los encontró. Se reencontró con Jesús Monzón. Antes se puso a trabajar para la Resistencia, con la que también colaboraba mi madre. Un dirigente comunista francés le dijo a mi madre que podían fusilarla por los contactos con esos comunistas españoles y por el cobijo que daba a los exiliados españoles"."El 29 de diciembre de 1943 fue la última vez que lo vi. Lo recuerdo como si fuera hoy", dice Michèle. "Le pedí llorando que no se fuese. Pero él mentalmente ya estaba en España. Era su obsesión. A mi madre le dijo: 'Nos veremos después de la victoria'. Por cierto, una alegría enorme para Gabriel fue el nacimiento de Alain. Le daba de comer, le pesaba, le cantaba, escribía canciones para él. Le decía que iba a ser torero".Alain no ha sido torero, sino monitor de esquí. Estudió químicas, pero se dedicó, por casualidad, a este deporte y llegó a preparar al equipo olímpico francés. Luego se trasladó a EE UU y allí se quedó. Alain desdramatiza y asegura que descubrir quién era su auténtico padre tampoco le supuso ningún problema. Su curiosidad la canalizó a través de Internet con resultados palpables. Ahora ha contabilizado hasta 140 primos, y encaja con una sonrisa tímida sus comentarios sobre el gran parecido con su padre, Gabriel.Michèle vuelve a sus recuerdos: "Supe que había muerto en 1947, a través de una carta que su hermana, Carmen León Trilla, escribió a mi madre. Llegó a casa y, cuando vi el remitente, la leí. Yo ya estaba acostumbrada a esconder las cosas. Me acuerdo de mi madre, leyendo Mundo Obrero y luego escondiéndolo en el jardín. Yo hice lo mismo. Escondí la carta en el jardín y durante años fue un secreto que guardé para no hacer sufrir a mi madre. Ella fue una mujer destacada de la Resistencia; tenía la Cruz de Guerra; formó a grupos de mujeres. Sin embargo, el Partido Comunista Francés, a instancias de Carrillo, la acusó de llevar una vida disoluta e inmoral. Sería a principios de los años cincuenta. Le reprochaban haber tenido contactos con exiliados españoles díscolos, como Gabriel o Monzón, que habían caído en desgracia para los dirigentes del PCE. Le enseñaron a mi madre un artículo de Carrillo que hablaba de ambos como si fueran bandoleros, que ponían en peligro la organización clandestina del partido, descalificándolos por completo. Mi madre se quedó lívida. Yo le pregunté qué le pasaba. Ella me confesó que quizá se temían que tuviera contactos con Gabriel. Yo ya sabía que Gabriel estaba muerto y entonces se lo dije. Pero no nos enteramos de las circunstancias de su muerte hasta mucho después, hasta leer el libro de Semprún. Él le recomendó a mi madre que contase toda la verdad sobre su padre biológico a su hijo Alain. ¡Y nosotras que pensábamos que lo había matado el régimen franquista...! No podíamos imaginar que fue asesinado por orden de la dirección comunista, de Carrillo. Yo creo que a Gabriel lo mataron porque pensaba por sí mismo".Gabriel León Trilla apareció muerto a puñaladas en el Campo de las Calaveras de Madrid en 1945. Según diversos testimonios de la época y la información recogida por historiadores (como el propio Carlos Fernández), fue asesinado por guerrilleros comunistas, por orden de la dirección del PCE, dentro de las purgas estalinistas de aquella época especialmente sangrienta. En sus memorias, Carrillo hace referencia al caso Trilla y a la denuncia de Enrique Líster de que él y Dolores Ibárruri dieron la orden de ejecución: "(...) En aquellos tiempos no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba al partido, residiendo en España, era tratado por la organización como un peligro. Ya he explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes".En Madrid, la familia carnal y política recuperada de Trilla visitó el cementerio de la Almudena. Querían honrar al muerto. Depositar flores en algún monumento a la memoria republicana, a los combatientes antifascistas. Pero no hallaron ningún lugar para hacerlo. "Es increíble, no hay ningún memorial así en el cementerio", explica Julia.Juntos pasearon por la plaza Mayor, por el palacio de Oriente, por el Museo Reina Sofía... "La verdad es que nos llevamos muy bien. Todos tenemos una educación y una ideología de izquierdas parecidas", apostilla Julia. La visita al Museo del Prado era obligada. Allí, Michèle pudo ver por primera vez los cuadros originales que le enseñó Gabriel León Trilla durante los años de la guerra en los que convivió con él y que nunca ha olvidado."Murióse", por Jorge SemprúnLa primera vez que oí el nombre de Trilla fue en 1953, en el verano de aquel año, poco después de mi primer viaje clandestino a España. Y fue en París, en una reunión que presidía Santiago Carrillo, y cuyo objeto era presentarme a Ricardo Muñoz Suay. Acababa éste de restablecer contacto orgánico con la dirección del PCE, y desde esa reunión, Ricardo iba a ser de nuevo un activista político, discreto trujimán de tantas iniciativas de la oposición antifranquista. No hace falta decir nada más aquí y ahora: la experiencia vital de Muñoz Suay, abundante y compleja, ha sido perfectamente captada y reconstruida en el magnífico ensayo biográfico que le ha consagrado Esteve Riambau.Pues bien, en el curso de aquella reunión de 1953, una vez establecidas las perspectivas programáticas y de organización, llegado el momento de la charla y el recuerdo, hizo de pronto Ricardo una pregunta directa a Carrillo, con ese tono suyo tan característico, entre irónico y contundente."Puedes decirme, Santiago, ¿qué se hizo de Gabriel León Trilla?".Carrillo se sobresaltó, como si encajara un golpe, torció el gesto, pareció vacilar un segundo, y luego dijo, seca, tajantemente: "Murióse".Ni una palabra más, ni del uno ni del otro.¿Murióse?En la memoria me quedaron grabados aquel apellido, Trilla, desconocido hasta ese día, y aquella exclamación.Luego, a lo largo de los largos años de clandestinidad, en las inacabables conversaciones con muchos veteranos militantes, testigos del heroico y sangriento pasado del PCE, fueron surgiendo figuras olvidadas o censuradas, las de Trilla y Monzón, por ejemplo, de otros dirigentes del Partido (así, con mayúscula, ¡cómo no!).A fuerza de escuchar y de preguntar, fue constituyéndose una imagen global, confusa en ciertos casos, dolorosamente precisa y concreta en otros, de una época terrible: entre 1944 y 1948, por lo menos, decenas de cuadros dirigentes fueron entonces eliminados, física y/o políticamente liquidados, por la dirección operativa del PCE ?Dolores Ibárruri, Vicente Uribe, Santiago Carrillo?, que se había vuelto a hacer con las riendas del poder interno al término de la II Guerra Mundial.¿Y por qué esa voluntad de purga y exterminio?Cualesquiera que fueran las acusaciones, todas falsas, cínicamente esgrimidas contra aquellos dirigentes, forzoso es constatar que su único "crimen" fue el haberse portado como comunistas; es decir, el haber asumido todos los riesgos para ejercer soberanamente su libertad comunista y combatiente, para reorganizar, en España y en el exilio francés, a miles de militantes abandonados por sus dirigentes oficiales, cómodamente instalados en la URSS o en América Latina después del pacto germano-soviético de 1939.Por ello, cuando publiqué en 1977 ?una vez legalizado el PCE, una vez comenzada la transición democrática? mi Autobiografía de Federico Sánchez, dediqué algunas páginas del libro a analizar algunos problemas del pasado, y concretamente, el caso de Monzón y Trilla.Dije entonces lo que sabía, por los testimonios y recuerdos de algunos veteranos; lo que podía deducirse de un análisis crítico de los documentos mismos del PCE. Sin duda, desde aquella fecha de 1977 han ido acumulándose los trabajos históricos, las fuentes documentales. Tenemos, particularmente, el libro excepcional de Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, pieza esencial de una posible reconstrucción de la verdad histórica. Libro extrañamente marginado en nuestro país, pero del cual cabe esperar, anhelar incluso, una reedición puesta al día: sería necesaria en estos tiempos nuestros de rescate de la memoria.Sea como sea, cuando se publicó en Francia la traducción de la Autobiografía, en 1978, recibí muy pronto una carta emocionante. Me escribía Jeanne Lazard, que fue la compañera de Gabriel León Trilla en el exilio francés. Quería verme, me vio. Quería contarme, me contó. Quería que leyese las cartas que Trilla le había enviado, entre 1943 y 1945, desde la clandestinidad española, las leí.E inmediatamente le dije a Jeanne Lazard que había que publicar esas bellísimas cartas, escritas en francés, en una lengua literal y literariamente dominada, aunque fuese extranjera. No era posible, me dijo Jeanne. No era posible desvelar aquel pasado. Por lo menos, no era todavía posible. Y es que Jeanne había tenido un hijo de Trilla y ese hijo ignoraba quién era su padre natural: nada podía emprenderse hasta que lo supiera y asumiera.Han pasado los años. Jeanne Lazard ha muerto. Pero su hija, Michèle Cot-Lazard; su hijo, Alain Lazard, que ya sabe quién fue su padre de verdad ?y de lo cual se preocupa y se enorgullece?; su nieta, Sylvie Cot, se han lanzado al descubrimiento y reconquista de los lazos familiares, ramificados en varios continentes. Ellos han organizado esta primera reunión de Madrid, de la que Ferran Bono nos hace un relato emocionado y emotivo (por cierto, a Ferran lo conocí en Barcelona, en la presentación de la biografía de Ricardo Muñoz Suay, de Esteve Riambau, último premio Comillas, ¡así se anudan los hilos de esta historia!). Mejor dicho: del primer capítulo de esta historia que aquí comienza a narrarse, y de la cual yo sólo quiero ser escribano, secretario de actas o portavoz fascinado por esta tragedia de una época de sangre y lágrimas y esperanza: la nuestra.
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LOCAL News :: Política
CARRILLO Y PASIONARIA, RESPONSABLES DE DESAPARICIONES DE COMUNISTAS
Author
anónim@
Date Created
12 jun 2007
More details...
Date Edited
12 jun 2007 02:08:09 PM
License
This work is in the public domain.
CARRILLO Y PASIONARIA, RESPONSABLES DE DESAPARICIONES DE COMUNISTAS
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A fuerza de escuchar y de preguntar, fue constituyéndose una imagen global, confusa en ciertos casos, dolorosamente precisa y concreta en otros, de una época terrible: entre 1944 y 1948, por lo menos, decenas de cuadros dirigentes fueron entonces eliminados, física y/o políticamente liquidados, por la dirección operativa del PCE Dolores Ibárruri, Vicente Uribe, Santiago Carrillo, que se había vuelto a hacer con las riendas del poder interno al término de la II Guerra Mundial.
REPORTAJE Los hijos perdidos de Trillawww.elpais.com/articulo/paginas/hijos/perdidos/Trilla/elpepusoceps/20070610elpepspag_6/TesFerran Bono 07/06/2007EL PAÍS SEMANALLa rusa Aurora Trilla tiene 76 años y vive en Moscú. Alain Lazard tiene 65, es francés y reside en California. Ambos tienen los mismos ojos claros, entre azules y grises. Son hermanos, pero no se han visto nunca. Su padre fue el luchador antifranquista Gabriel León Trilla, pero no llegaron a conocerle. Criados por sus respectivas madres, sus vidas han discurrido paralelas hasta que el pasado 24 de marzo se fundieron en un prolongado abrazo en la cafetería de un céntrico hotel de Madrid.El esperado encuentro se produjo en silencio. Se miraron y no se dijeron nada. Sólo se abrazaron. La emoción dio paso a un júbilo compartido por el resto de los familiares de Gabriel que rodeaban a los hermanos. Alain, con un castellano de urgencia, invitó a Aurora a visitar su casa americana. Simulando gestualmente el vaivén de las olas le propuso hacer el viaje en barco. Sabía que su nueva hermana acababa de llegar de Moscú tras 60 horas de tren por su fobia a los aviones. La intensidad se fue relajando en las sonrisas cómplices de los parientes recién descubiertos.Tres ramas familiares, una procedente de la España natal de Gabriel León Trilla, otra de la antigua URSS, y la tercera, de la Francia ocupada, reunidas para conocerse, convivir y recorrer juntos los escenarios añorados durante su exilio en Francia por el comunista y dirigente antifranquista asesinado en Madrid en 1945.Michèle Lazard, hermana de madre de Alain, es la única persona del grupo que convivió con él, y 60 años después guarda intacta una de las frases con las que Gabriel León Trilla evocaba su país desde su exilio en Aix-en-Provence: "Una tormenta ha cruzado el cielo de Madrid, dejándolo vibrante". Michèle, de 77 años, es una pieza clave en la reconstrucción de la memoria de Trilla. También lo ha sido Jorge Semprún, que desempeña un papel protagonista en esta larga y accidentada historia.En 1977, Semprún publicó Autobiografía de Federico Sánchez, un libro sobre la vida clandestina y la expulsión del PCE de este personaje. En él contaba el caso de Trilla y explicaba las circunstancias de su muerte, una información que llegó a oídos de Jeanne Lazard Cangioni, la militante comunista francesa que acogió al luchador antifranquista en su casa tras la Guerra Civil. Jeanne estaba separada de su marido, Lucien Lazard, y tenía una hija, Michèle, cuando mantuvo una relación sentimental con Gabriel León Trilla, fruto de la cual nació Alain."Desde que leyó el libro", explica Michèle, "lo único que quería mi madre era rehabilitar el honor de Gabriel. Escribió a Semprún y le dijo que tenía cartas y documentos que le podrían ayudar. Él le respondió de inmediato con una carta preciosa. Fue a mi casa en 1979 y desde entonces somos amigos".La adolescencia de Michèle estuvo marcada por la presencia de Trilla. "De los 10 años a los 14, Gabriel fue quien me educó, me cuidó, me hizo reír, me enseñó a amar la literatura, las lenguas, el Museo del Prado, Goya, Velázquez, Cézanne? Era muy culto y divertido. Fue la persona que más me marcó con aquella edad y en aquellos tiempos de guerra", afirma Michèle. Su padre biológico, Lucien Lazard, miembro de la Resistencia francesa, había sido apresado por los nazis. Trilla, obsesionado con volver a España, cruzó en 1943 la frontera para luchar contra Franco. Su rastro se perdió. Dejó en Francia un hijo de apenas un año, Alain, al que Lucien, generosamente, dio su apellido, Lazard. Alain Lazard no supo hasta bien entrados los treinta años quién era su padre natural.Hasta aquí, resumido, el capítulo francés de la agitada historia personal y política de Gabriel León Trilla. Hay al menos dos capítulos más que dan cuenta de las ramas familiares de España y Rusia. Todas presentes en la reunión de Madrid de finales de marzo. Un encuentro que fue posible gracias a la curiosidad de Julia Pareja, una ex concejal socialista y psicóloga de Salamanca; al ansia de conocimiento de un historiador del PCE, Carlos Fernández, y a la existencia de Internet.Un día, Julia Pareja, de 62 años, decidió rastrear su árbol genealógico y en algún momento se preguntó: "¿Qué fue de mi tío abuelo Gabriel? Sólo sabíamos que era comunista y que lo mataron", explica en el hotel madrileño, donde todos intervienen con detalles y comentarios en castellano, francés, ruso e inglés. "Busqué su nombre en Google y me salieron centenares de documentos", explica; "en uno de los foros de la memoria, el historiador Carlos Fernández pedía información sobre Gabriel para su estudio y contacté con él. Era agosto de 2005".El nombre de Gabriel León Trilla, nacido en Valladolid en 1899 y fallecido en Madrid en 1945, había empezado a surcar el ciberespacio. Alain Lazard también es aficionado a navegar por Internet. "El 25 de diciembre de 2005, el día de Navidad", relata Julia, "abro mi correo y veo un mensaje. Era de Alain. Emocionada, me dije: 'Hemos descubierto al hijo de Gabriel'. En uno de los mensajes que intercambiamos, Alain nos habla de la conexión con Jorge Semprún y nos dice: 'Por cierto, que mi hermana Michèle asegura que Gabriel tenía una hija en Rusia llamada Aurora, de la que hablaba en su exilio en Aix-en-Provence'. Estaba claro: el siguiente paso era buscar a Aurora".Las piezas empiezan a encajar. La fotografía antigua de una guapa mujer que la madre de Julia había guardado pero que nadie sabía quién era recobra protagonismo. "Era mi madre", interrumpe entonces Aurora, la moscovita que entiende "sólo un poco de español", el que aprendió con el diccionario ruso-español que se dejó su padre en 1932 cuando fue expulsado de la URSS.Al principio, nadie sabía que esa fotografía correspondía a la primera mujer de Trilla. Julia mandó la imagen de la joven desconocida a Carlos Fernández, y el historiador se dirigió con ella a la segunda mujer de Gabriel, Lydia Kúper, traductora de origen ruso residente en España y antigua militante comunista, quien descifró las letras en alfabeto cirílico escritas en su reverso: Anastasia.Los hilos de la historia condujeron a la Unión Soviética. La joven de la foto era Anastasia Filippovna Barmashova, la esposa con la que Trilla tuvo dos hijas en Moscú. La primera Aurora murió a los seis meses. La segunda vio la luz en 1931, con el mismo nombre, y es la misma que acaba de conocer a su hermano francés.El 5 de enero de 2006, Julia mandó correos electrónicos a la embajada y al consulado de España en Moscú preguntando por "la hija del español Gabriel León Trilla, de nombre Aurora". El lunes 9 de enero, el consulado de España en Moscú comunicaba a Julia que la habían localizado. "Hablé inmediatamente con Alain y decidimos que lo menos violento era que yo le escribiera una carta, sin decirle al principio que tenía un hermano. Así empezamos a cartearnos".Aurora, nacida en 1931, habla ruso e intercala palabras sueltas en castellano. Sabía que su padre, Gabriel, fue miembro del PCE y de la Komintern. Su madre, Anastasia, era una de las secretarias de la Internacional Comunista. "Allí se conocieron, se casaron y tuvieron una hija que murió. Al principio, mi madre y mi padre se comunicaban gracias a un diccionario ruso-castellano, que yo conservo", explica. Pero Gabriel tuvo que regresar a España y cayó preso durante el régimen de Primo de Rivera. "Cuando volvió a Moscú ya sabía ruso, lo había aprendido en prisión. En 1932 lo expulsaron del Partido Comunista y le echaron del país", prosigue Aurora. Fue apartado por pertenecer a una escisión comunista, aunque más tarde fue readmitido. "Mi madre se quedó sin marido, y yo, que tenía año y medio, sin padre". Gabriel estaba considerado una persona peligrosa. Anastasia tuvo que quedarse en la URSS al cuidado de su hija, a pesar de los intentos de Gabriel por sacar a su familia.Son ya los años de la Segunda República española. Gabriel sigue comunicándose con Anastasia, pero a través de la hermana de ésta, Claudia, para evitar riesgos. Gabriel y Anastasia acaban divorciándose, y él se vuelve a casar tres años después. "Mi madre, que no quería saber nada de hombres, se sintió entonces liberada y empezó a relacionarse hasta que se volvió a casar en 1938", comenta Aurora. La última carta data de 1939. En ella, Gabriel comunica a sus antiguos familiares rusos que ya no escribirá más porque pasa a la clandestinidad y se va a Francia. Aurora ya no supo nada de su padre, aunque toda su vida ha estado buscando información. Primero, sobre su paradero, y después, sobre las circunstancias de su muerte. Se dirigió al PCUS soviético, a Dolores Ibárruri? Siempre recibía la misma respuesta: nadie sabía nada de la muerte de su padre. Al final, logró entrevistarse con el dirigente del PCE Joaquín Balaguer, que en 1956 le dijo: "Cuando seas libre, quizá puedas ir a España y encontrar algo".Aurora Trilla no desfalleció. En un viaje en autobús por Europa en 1996, pasó buena parte de su escala en Madrid buscando en el listín telefónico los apellidos Trilla para ver si daba con su familia. Todos resultaron pistas falsas. En 2004 escribió al Archivo General de la Guerra Civil, que le remitió al Archivo Histórico Nacional. Nada. Hasta que a principios de 2006 le llegó la carta de Julia Pareja.A partir de esa fecha empieza la organización del encuentro en Madrid, con el propósito principal de que los dos hermanos de padre se conozcan. Hubo obstáculos insospechados. El consulado español en Moscú no le daba el visado de entrada a Victoria, la acompañante de Aurora, que, con 76 años, no habría podido cruzar Europa en tren sin ayuda física y lingüística. Además, se tenía que justificar el parentesco de Aurora con su progenitor. "Nos hicimos con la documentación y la invitación que nos exigían gracias a un notario amigo. Fue una pesadilla. Al final se arregló. Conseguimos contar toda la historia a los del consulado, y creo que también ellos se emocionaron. Nos tramitaron los papeles en tres días, y gratis", resume Julia.De vuelta al grupo reunido en Madrid, el protagonismo recae en Michèle Lazard, la única de los presentes que vivió con Trilla, durante su exilio francés, y que puede compartir sus recuerdos con el resto de familiares. "Hablaba mucho de su hija rusa y también de su madre, que le marcó", rememora Michèle. Michèle, lingüista y profesora jubilada, recuerda con vehemencia y, a veces, intenta ocultar su emoción para no interrumpir el discurso: "Gabriel era una persona muy alegre y un hombre de gran valor. Le recuerdo siempre elegante, le gustaba muchísimo la pintura, tenía un gran dominio del francés y también hablaba alemán y ruso. Era increíble. Tenía la obsesión de volver a España y luchar contra Franco. Él me enseñó toda la poesía francesa. Cuando conseguía algo de dinero, me compraba libros o láminas del Prado. Me enseñó alemán. Me transmitió el amor de su madre por la enseñanza y la cultura, y también por ser insolente".Michèle continúa desgranando sus vivencias. "Gabriel empezó a buscar contactos con dirigentes españoles que estaban en Toulouse y en Marsella para pasar a España. Y los encontró. Se reencontró con Jesús Monzón. Antes se puso a trabajar para la Resistencia, con la que también colaboraba mi madre. Un dirigente comunista francés le dijo a mi madre que podían fusilarla por los contactos con esos comunistas españoles y por el cobijo que daba a los exiliados españoles"."El 29 de diciembre de 1943 fue la última vez que lo vi. Lo recuerdo como si fuera hoy", dice Michèle. "Le pedí llorando que no se fuese. Pero él mentalmente ya estaba en España. Era su obsesión. A mi madre le dijo: 'Nos veremos después de la victoria'. Por cierto, una alegría enorme para Gabriel fue el nacimiento de Alain. Le daba de comer, le pesaba, le cantaba, escribía canciones para él. Le decía que iba a ser torero".Alain no ha sido torero, sino monitor de esquí. Estudió químicas, pero se dedicó, por casualidad, a este deporte y llegó a preparar al equipo olímpico francés. Luego se trasladó a EE UU y allí se quedó. Alain desdramatiza y asegura que descubrir quién era su auténtico padre tampoco le supuso ningún problema. Su curiosidad la canalizó a través de Internet con resultados palpables. Ahora ha contabilizado hasta 140 primos, y encaja con una sonrisa tímida sus comentarios sobre el gran parecido con su padre, Gabriel.Michèle vuelve a sus recuerdos: "Supe que había muerto en 1947, a través de una carta que su hermana, Carmen León Trilla, escribió a mi madre. Llegó a casa y, cuando vi el remitente, la leí. Yo ya estaba acostumbrada a esconder las cosas. Me acuerdo de mi madre, leyendo Mundo Obrero y luego escondiéndolo en el jardín. Yo hice lo mismo. Escondí la carta en el jardín y durante años fue un secreto que guardé para no hacer sufrir a mi madre. Ella fue una mujer destacada de la Resistencia; tenía la Cruz de Guerra; formó a grupos de mujeres. Sin embargo, el Partido Comunista Francés, a instancias de Carrillo, la acusó de llevar una vida disoluta e inmoral. Sería a principios de los años cincuenta. Le reprochaban haber tenido contactos con exiliados españoles díscolos, como Gabriel o Monzón, que habían caído en desgracia para los dirigentes del PCE. Le enseñaron a mi madre un artículo de Carrillo que hablaba de ambos como si fueran bandoleros, que ponían en peligro la organización clandestina del partido, descalificándolos por completo. Mi madre se quedó lívida. Yo le pregunté qué le pasaba. Ella me confesó que quizá se temían que tuviera contactos con Gabriel. Yo ya sabía que Gabriel estaba muerto y entonces se lo dije. Pero no nos enteramos de las circunstancias de su muerte hasta mucho después, hasta leer el libro de Semprún. Él le recomendó a mi madre que contase toda la verdad sobre su padre biológico a su hijo Alain. ¡Y nosotras que pensábamos que lo había matado el régimen franquista...! No podíamos imaginar que fue asesinado por orden de la dirección comunista, de Carrillo. Yo creo que a Gabriel lo mataron porque pensaba por sí mismo".Gabriel León Trilla apareció muerto a puñaladas en el Campo de las Calaveras de Madrid en 1945. Según diversos testimonios de la época y la información recogida por historiadores (como el propio Carlos Fernández), fue asesinado por guerrilleros comunistas, por orden de la dirección del PCE, dentro de las purgas estalinistas de aquella época especialmente sangrienta. En sus memorias, Carrillo hace referencia al caso Trilla y a la denuncia de Enrique Líster de que él y Dolores Ibárruri dieron la orden de ejecución: "(...) En aquellos tiempos no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba al partido, residiendo en España, era tratado por la organización como un peligro. Ya he explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes".En Madrid, la familia carnal y política recuperada de Trilla visitó el cementerio de la Almudena. Querían honrar al muerto. Depositar flores en algún monumento a la memoria republicana, a los combatientes antifascistas. Pero no hallaron ningún lugar para hacerlo. "Es increíble, no hay ningún memorial así en el cementerio", explica Julia.Juntos pasearon por la plaza Mayor, por el palacio de Oriente, por el Museo Reina Sofía... "La verdad es que nos llevamos muy bien. Todos tenemos una educación y una ideología de izquierdas parecidas", apostilla Julia. La visita al Museo del Prado era obligada. Allí, Michèle pudo ver por primera vez los cuadros originales que le enseñó Gabriel León Trilla durante los años de la guerra en los que convivió con él y que nunca ha olvidado."Murióse", por Jorge SemprúnLa primera vez que oí el nombre de Trilla fue en 1953, en el verano de aquel año, poco después de mi primer viaje clandestino a España. Y fue en París, en una reunión que presidía Santiago Carrillo, y cuyo objeto era presentarme a Ricardo Muñoz Suay. Acababa éste de restablecer contacto orgánico con la dirección del PCE, y desde esa reunión, Ricardo iba a ser de nuevo un activista político, discreto trujimán de tantas iniciativas de la oposición antifranquista. No hace falta decir nada más aquí y ahora: la experiencia vital de Muñoz Suay, abundante y compleja, ha sido perfectamente captada y reconstruida en el magnífico ensayo biográfico que le ha consagrado Esteve Riambau.Pues bien, en el curso de aquella reunión de 1953, una vez establecidas las perspectivas programáticas y de organización, llegado el momento de la charla y el recuerdo, hizo de pronto Ricardo una pregunta directa a Carrillo, con ese tono suyo tan característico, entre irónico y contundente."Puedes decirme, Santiago, ¿qué se hizo de Gabriel León Trilla?".Carrillo se sobresaltó, como si encajara un golpe, torció el gesto, pareció vacilar un segundo, y luego dijo, seca, tajantemente: "Murióse".Ni una palabra más, ni del uno ni del otro.¿Murióse?En la memoria me quedaron grabados aquel apellido, Trilla, desconocido hasta ese día, y aquella exclamación.Luego, a lo largo de los largos años de clandestinidad, en las inacabables conversaciones con muchos veteranos militantes, testigos del heroico y sangriento pasado del PCE, fueron surgiendo figuras olvidadas o censuradas, las de Trilla y Monzón, por ejemplo, de otros dirigentes del Partido (así, con mayúscula, ¡cómo no!).A fuerza de escuchar y de preguntar, fue constituyéndose una imagen global, confusa en ciertos casos, dolorosamente precisa y concreta en otros, de una época terrible: entre 1944 y 1948, por lo menos, decenas de cuadros dirigentes fueron entonces eliminados, física y/o políticamente liquidados, por la dirección operativa del PCE ?Dolores Ibárruri, Vicente Uribe, Santiago Carrillo?, que se había vuelto a hacer con las riendas del poder interno al término de la II Guerra Mundial.¿Y por qué esa voluntad de purga y exterminio?Cualesquiera que fueran las acusaciones, todas falsas, cínicamente esgrimidas contra aquellos dirigentes, forzoso es constatar que su único "crimen" fue el haberse portado como comunistas; es decir, el haber asumido todos los riesgos para ejercer soberanamente su libertad comunista y combatiente, para reorganizar, en España y en el exilio francés, a miles de militantes abandonados por sus dirigentes oficiales, cómodamente instalados en la URSS o en América Latina después del pacto germano-soviético de 1939.Por ello, cuando publiqué en 1977 ?una vez legalizado el PCE, una vez comenzada la transición democrática? mi Autobiografía de Federico Sánchez, dediqué algunas páginas del libro a analizar algunos problemas del pasado, y concretamente, el caso de Monzón y Trilla.Dije entonces lo que sabía, por los testimonios y recuerdos de algunos veteranos; lo que podía deducirse de un análisis crítico de los documentos mismos del PCE. Sin duda, desde aquella fecha de 1977 han ido acumulándose los trabajos históricos, las fuentes documentales. Tenemos, particularmente, el libro excepcional de Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, pieza esencial de una posible reconstrucción de la verdad histórica. Libro extrañamente marginado en nuestro país, pero del cual cabe esperar, anhelar incluso, una reedición puesta al día: sería necesaria en estos tiempos nuestros de rescate de la memoria.Sea como sea, cuando se publicó en Francia la traducción de la Autobiografía, en 1978, recibí muy pronto una carta emocionante. Me escribía Jeanne Lazard, que fue la compañera de Gabriel León Trilla en el exilio francés. Quería verme, me vio. Quería contarme, me contó. Quería que leyese las cartas que Trilla le había enviado, entre 1943 y 1945, desde la clandestinidad española, las leí.E inmediatamente le dije a Jeanne Lazard que había que publicar esas bellísimas cartas, escritas en francés, en una lengua literal y literariamente dominada, aunque fuese extranjera. No era posible, me dijo Jeanne. No era posible desvelar aquel pasado. Por lo menos, no era todavía posible. Y es que Jeanne había tenido un hijo de Trilla y ese hijo ignoraba quién era su padre natural: nada podía emprenderse hasta que lo supiera y asumiera.Han pasado los años. Jeanne Lazard ha muerto. Pero su hija, Michèle Cot-Lazard; su hijo, Alain Lazard, que ya sabe quién fue su padre de verdad ?y de lo cual se preocupa y se enorgullece?; su nieta, Sylvie Cot, se han lanzado al descubrimiento y reconquista de los lazos familiares, ramificados en varios continentes. Ellos han organizado esta primera reunión de Madrid, de la que Ferran Bono nos hace un relato emocionado y emotivo (por cierto, a Ferran lo conocí en Barcelona, en la presentación de la biografía de Ricardo Muñoz Suay, de Esteve Riambau, último premio Comillas, ¡así se anudan los hilos de esta historia!). Mejor dicho: del primer capítulo de esta historia que aquí comienza a narrarse, y de la cual yo sólo quiero ser escribano, secretario de actas o portavoz fascinado por esta tragedia de una época de sangre y lágrimas y esperanza: la nuestra.
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Carrillo en el homenaje de la pasionaria en Paris
Creado el17/2/2002.
Un servicio militante más de Dolores Ibárruri,prólogo por Manuel Vázquez Montalbán a
Memorias de Pasionaria 1939-1977
de Dolores Ibárruri, Planeta, Barcelona, 1984
Fue en el transcurso de una reunión clandestina en París cuando Santiago Carrillo me invitó a asistir a los actos de homenaje a Dolores Ibárruri con motivo de su ochenta aniversario. El homenaje se celebraba en la prenavidad romana de 1975 y fue un hito en lo que entonces se llamaba "conquista de la superficie". No pasemos ligeramente sobre el fondo de esta jaculatoria, sobre todo si tenemos en cuenta que la definición académica de la palabra jaculatoria dice: "Oración breve dirigida al cielo con vivo movimiento del corazón". Conquistar la superficie significaba abandonar la penumbra de las catacumbas y acercarse a plena luz de la legalidad y, por qué no decirlo, de la realidad. El Partido Comunista en España, llámese PCE o llámese PSUC, había protagonizado un largo e implacable combate contra la dictadura, no el único, pero sí el más constante y más sañudamente reprimido por el franquismo. Desde 1939 hasta la semana santa de 1977, transcurrieron treinta y ocho años de clandestinidad, durante los cuales el partido hizo cuanto pudo y supo por crear una esperanza de cambio democrático. En el capítulo de lo positivo, la acción del partido fue un ejemplo del papel del sacrificio como valor máximo de lo humano, un sacrificio proyectado hacia afuera, como una manifestación suprema de solidaridad con los otros. En el capítulo de lo negativo, forzosamente la clandestinidad afectaba a los mecanismos de aprehensión de la realidad y consiguientemente a la capacidad de analizarla. Si bien el Partido Comunista es una fuerza política capaz de hacer frente suficientemente al desafío de la clandestinidad, no la reconoce como su territorio más idóneo y mucho menos como un territorio deseado donde instalarse. Estábamos, pues, en una Roma que acogía a miles de españoles llegados desde España y desde distintos puntos de Europa para homenajear al máximo símbolo del comunismo español, Dolores Ibárruri, y utilizar al mismo tiempo este vals de aniversario dentro de la danza más amplia y aún entonces problemática de conquistar la legalidad. El PCI se había preocupado de albergar a los centenares de cuadros del PCE y del PSUC llegados del interior, con el fin de que no se expusieran a indiscretas cámaras fotográficas o a otro tipo de incidentes y accidentes, antes de que llegara el día y hora del homenaje. Militantes, simpatizantes o simples curiosos de nombradía pública, gozábamos de una mayor libertad de movimientos y así pude recorrer una vez más Roma en alegre y complementaria compañía: Alfonso Comín, Jordi Solé Tura, Raimon, Analisa, Ana Sallés y en ocasiones el mismo Gregorio López Raimundo se sumó a nuestros paseos por el Trastevere. Roma proclamaba en sus paredes una doble vocación de libertad suscrita por el PCI: solidaridad con el homenaje a Dolores y respetuoso recuerdo del recientemente asesinado Pasolini. Hicimos, pues, una doble peregrinación sentimental: a un apartado caserón romano donde Dolores "se apareció" a los cuadros del partido allí albergados y a los descampados de Ostia donde Pasolini había sufrido martirio y muerte. Hubo tres Dolores Ibárruri en aquellos días. La que me dio la mano con cierta timidez y me aseguró tener un pánico cerval a escritores y periodistas, la que se apoderó de tú a tú del ánimo de unos cientos de cuadros comunistas casi enclaustrados y la que dominó el mitin del Palacio de los Deportes de la municipalidad de Roma con la autoridad que le confería su vida y nuestra historia. Asistí a la rueda de prensa dada por Carrillo y Dolores y allí se produjo el primer milagro, y valga la cursiva como muestra de distancia crítica y racionalista hacia la posibilidad de que lo sobrenatural exista. En el transcurso de la rueda una periodista española sacó el tema de Paracuellos, lo que requirió que Carrillo se pusiera en pie y contestara con contundencia no exenta de amabilidad, sin duda por habilidad política, y, conociendo a Carrillo, porque la señora tenía su encanto. Cuando acabó la rueda, Dolores le dedicó a la muchacha una suficiente conversación, tan suficiente que no muchos meses después la periodista era colaboradora habitual de Mundo Obrero. No pretendo aportar esta anécdota como prueba para una beatificación marxista-leninista de Dolores Ibárruri, pero retenedla para el análisis ulterior. La segunda situación de necesaria mención se produjo en el caserón aludido donde el PCI guardaba a nuestros cuadros del interior. Ignacio Gallego nos llevó hasta allí y dio entrada a Dolores entre entusiasmos que iban más allá de lo estrictamente ideológico. En el fervor de los aplausos y la emoción de los lagrimales se exteriorizaba una emotividad colectiva treinta y ocho años contenida, una necesidad de reconocer a Dolores y al reconocerla darnos a nosotros mismos identidad, recuperar lo que durante tanto tiempo habíamos ocultado o proclamado en la soledad de las células y las comisarías. Dolores consiguió un tú a tú inmediato con las gentes y aunque Ignacio trataba de dar brevedad al acto "... porque la camarada Dolores está cansada", faltó poco para que la supuestamente cansada camarada Dolores no se enfadara y finalmente optó por pasar por encima de la recomendación de Ignacio y se quedó para cantar canciones vascas con sus paisanos: "¿Hay algún paisano mío por ahí...?" Así empezó Dolores una intervención que otros habrían iniciado recapitulando todo lo sucedido entre Adán y Eva y la muerte de Franco. Finalmente, el mitin en un palacio que habían ido llenando delegaciones del partido de la emigración y del partido del interior, entre aplausos que saludaban reencuentros o la sensación, más lúdica que política, de dar la cara, de por primera vez en muchos años proclamar una militancia o una simpatía o cualquier grado de afinidad por el simple hecho de estar allí. Interviene una muchacha de la juventud del PCI, Berlinguer, Alberti, Carrillo y finalmente Dolores, simplemente Dolores, una Dolores que ya no improvisa, que lee, pero que sigue leyendo con una voz hermosa, detergente incluso de las partículas de distancia irónica que uno pueda sentir hacia los mitos y los símbolos excesivos. La voz de la Ibárruri, que yo escuchaba por primera vez en olor de mitin, me dio una de las claves de su poder. Dijera lo que dijera aquella voz era en sí misma lenguaje de veracidad. A raíz del mitin redacté una nota para Triunfo que fue el primer escrito aparecido en la prensa española en el que se hacía una apología directa de un dirigente comunista y nada menos que de Dolores Ibárruri. Era empresarialmente arriesgado publicarlo porque sobre Triunfo ya habían caído graves suspensiones, y aún nos llegaría otra producto de un coletazo del transfranquismo. Conté, pues, con el respaldo del director José Ángel Ezcurra y del subdirector Haro Tecglen para que aquella breve semblanza de lo ocurrido en Roma fuera un paso más en la operación de lenta conquista de la superficie. Recuerdo que al terminar la lectura de Autobiografía de Federico Sánchez de Jorge Semprún, me quedó la impresión de que en el reparto de palos a diestro y siniestro sólo se salvaba una estatua: la de Dolores Ibárruri. No es que Semprún la salve ideológica o conscientemente. La salva literariamente, porque le interesa esa imagen de vieja dama digna que no se mete en un razonamiento político y se sitúa a la suficiente altura por encima de la coyuntura como para poder saludarle años después efusivamente como si nada hubiera pasado. Sobre Semprún operó también la fascinación del personaje, lo que tiene mérito habida cuenta de la voluntad desmitificadora que alienta a lo largo y ancho del libro. Le comenté en cierta ocasión este tema en concreto y no sin ironía me dijo que siempre ha preferido las mujeres a los hombres. Tal vez Semprún, como yo mismo y tantos otros "intelectuales cabezas de chorlito", como nos ha llamado Dolores, sintamos ante la presencia histórica de esta mujer el respeto ante la excepción que no confirma ninguna regla. Porque Dolores Ibárruri, que ha aportado sentido de coexistencia y reconciliación crítica al movimiento obrero, a la expansión del comunismo hacia los cuatro puntos cardinales del mundo, es ante todo lenguaje. La Dolores de sus comienzos combativos era una mujer del pueblo que convertía la realidad de su condición obrera en conciencia de clase y estaba dotada para decirlo con palabras y acciones que fueran entendidas por el pueblo. Así de simple y así de difícil. Dolores siempre ha estado dotada de algo que nos preocupa y fascina especialmente a los escritores y cineastas: la verosimilitud, palabra emparentada con veracidad. A Dolores te la crees por su simple estar y por eso es ante todo una creencia popular de los que presenciaron su arrojo en las luchas sociales de la preguerra, su papel de símbolo moral durante la guerra civil y su posterior gravitación sobre la dramática historia del Partido Comunista de España. Incluso ahora, en tiempos de división y crisis, Dolores Ibárruri sigue siendo un punto de referencia que no se atreve a atacar ninguna de las partes de lo que fue aquel partido comunista capaz de plantarle cara a la dictadura y de contribuir a la reorganización de la conciencia democrática española, de contribuir a la reconstrucción de la razón. Todavía Dolores podría ser sustancia de amalgama para una cada vez más necesaria reunificación de los comunistas de España. En ocasiones he empleado palabras como mito o símbolo aplicadas a la persona histórica de Dolores y he encontrado en las filas comunistas cierta resistencia a aceptarlas, porque les parece que son palabras que implican irrealidad. Y no es eso. El mito es una suprarrealidad que siempre se basa en una apoyatura real y el símbolo es una cúpula lingüística que alberga múltiples significados. Sería inexplicable Dolores sin comprender que viene de una clase social condenada a priori a la mudez. El pueblo acepta a sus líderes naturales cuando tienen una visión de conjunto de lo que les pasa y de lo que hay que hacer para que la realidad se transforme, y éste es el caso de aquella hija de minero, esposa de minero, católica y carlista en sus orígenes y que de pronto un buen día descubrió que podía convertirse en la voz natural de esa clase muda y explotada. Le bastó sufrir la realidad para saber verla y poder explicarla en un ejercicio modélico de formación de una conciencia de clase. Éste es el misterio original del nacimiento de Dolores como símbolo, al que hay que añadir la magia de su voz, una presencia de mujer del pueblo fuerte y alta para su tiempo y una gran capacidad de sentir como los demás, por encima del en ocasiones inevitable grado de cinismo político. Estas memorias que veréis ahora tienen el valor de la historia vivida necesario para que tengan interés científico hoy y mañana. Tal vez los historiadores le recriminen su voluntario tacto a la hora de abordar situaciones críticas del partido. Quien esperara ese tipo de libro, sin duda necesario, se equivoca de autor. Dolores plantea este libro como un espejo en el que pueden mirarse casi todos los comunistas desgajados o no de la historia del partido concebida como algo que viene de lejos y va más lejos. Hay en él, pues, una implícita llamada al partido comunión para que vuelva a serlo o, mejor dicho, se plantee serlo en tiempos objetivamente más propicios en los que la democracia nos permite el acceso a la plena realidad y a la consiguiente racionalidad. Aunque quizá para pasar de la penumbra a la plena luz sea necesario un lastimoso período de readaptación.
martes, 13 de mayo de 2008
Entrevista a santiago carrillo con motivo del 25 aniversario del 23 F
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ENTREVISTA A SANTIAGO CARRILLO
LECTORS D' EL PAÍS
El día 23 de febrer es van cumplir 25 años de l’intent de cop d’estat amb l’assalt al Congrés de Diputats. Una de les figures més rellevants d’aquella època fou el llavors secretari general del PCE, Santiago Carrillo el qual ha recordat amb els lectors d’El País aquells dies de febrer i la Transició.
P. ¿Detrás del 23-F estaba algun poder extranjero? ¿La CIA?
R. Es claro que la CIA estaba al corriente de los preparativos del 23-F y que el embajador de Estados Unidos en España, Mr. Todman, estaba al corriente. Parece que también el Vaticano había sido informado y por lo que concierne tanto a los EE UU como al Vaticano hay dos hechos significativos: uno, el general Haig, secretario de estado, cuando conoce el golpe declara que es un asunto interno de los españoles, y en lo que concierne al Vaticano, el día del golpe está reunida la Asamblea Episcopal y no adopta ninguna posición hasta el día siguiente, cuando el golpe ha fracasado ya.
P. ¿Que pensó cuando vio entrar a Tejero en el Congreso?
R. Pensé que era un golpe de estado porque yo conocía por fotografías de prensa a Tejero y que si aquel golpe triunfaba, la democracia y personalmente muchos de los que estábamos allí, habríamos llegado a nuestro fin.
P. ¿Cuáles fueron según su criterio las principales renuncias que tuvo que hacer la izquierda durante la transición? ¿Cuáles de éstas cree que sería de justicia y conveniente volver a plantear en una hipotética segunda transición?
R. Yo creo que la izquierda hizo concesiones, por ejemplo, sobre las formas de estado, sobre la bandera, y sobre todo aceptando unas elecciones en las que independientemente de la voluntad del gobierno de entonces, había enormes presiones del pasado que sobre todo eran perjudiciales para el Partido Comunista, recuerdo en este orden de cosas la declaración del alto mando del ejército al día siguiente de nuestra legalización reprobándola brutalmente y acentuando todavía más el temor de los electores a votar comunista en aquel contexto. Pero también hizo concesiones la derecha, particularmente el partido dirigido por Adolfo Suárez, que fue capaz de asumir el programa que la oposición democrática había concretado para un gobierno provisional de cambio, e hicieron concesiones los que teniendo como sucedía hasta en tonces todo el poder en las manos aceptaron devolverlo al pueblo. La transición se hizo sobre la base de estas concesiones mutuas, de una voluntad recíproca de consenso y hoy está más claro quizá que hace unos años el papel positivo que Adolfo Suárez jugó en aquel proceso. El desarrollo político democrático de nuestro país abre hoy la posibilidad de completar algunos de aquellos cambios que no pudieron culminarse completamente en el periodo de transición, pero que son necesarios en el día de hoy y la derecha tendría que aprender de lo que hizo Adolfo Suárez y aceptar avances democráticos que la mayoría del país reclama.
P. ¿Crees que si no se hubiese producido el alzamiento de Franco en 1936 España no hubiese tenido otros alzamientos, bien de izquierdas, bien de derechas? ¿Hubo algún momento después del fracaso del 23-F en el que pensases que podría haber otro golpe de Estado? Un abrazo.
R. Yo creo que en 1936 el levantamiento de Franco y el desecadenamiento de la guerra civil fue posible porque a nivel europeo y mundial estaba gestándose ya la segunda gran guerra y España iba a ser la primera batalla de ella. Creo que si no hubiera habido esta situación internacionalmente, es muy posible que en España no hubiera llegado a realizarse el pronunciamiento militar y no hubiera habido guerra civil. Quiero recordar que en aquellas fechas hubo una derecha que nunca aceptó el advenimiento de la república y que desde el primer día de esta comenzó a conspirar para derribarla, y en agosto de 1932 el general Sanjurjo realizó un golpe militar intentando poner fin al régimen republicano. El golpe de Sanjurjo fracasó rotundamente y la derecha cambió su estrategia tratando de adueñarse por dentro de la república utilizando la corrupción y la traición del partido radical de Lerroux. Y como por ese camino también fracasaron, hubo un nuevo cambio de estrategia y el retorno a la solución de fuerza para poner fin a las libertades. Creo importante subrayar esto para responder a aquellos falsificadores de la historia que olvidando el levantamiento de Sanjurjo afirman que fue la izquierda la que rompió con la legalidad en el año 34. En este año el movimiento de octubre fue fundamentalmente una acción defensiva para impedir que lo fracasado por la vía del golpe militar en el 32 triunfara en el 34 por una vía parlamentaria apoyada como he dicho por la corrupción lerrouxista.
P. ¿Habría cambiado la historia reciente de España sin el 23-F? ¿Supuso ese incidente un antes y un después en la lucha en pro de las libertades democráticas? Gracias por poder contar con su testimonio en vivo
R. Sí, en la práctica el fracaso del 23-F fue una especie de vacuna contra los intentos de golpe de estado, y en ese sentido sí ha habido un cambio, pero en la sociedad civil sigue existiendo una derecha muy fuerte que desgraciadamente a veces tiene el apoyo de la jerarquía religiosa, y defiende posiciones muy retrógradas.
P. ¿Cree que el Ejército y la Guardia Civil ha cambiado su forma de pensar en estos años o cree que en el fondo son los mismos?
R. Yo no estoy en condiciones de afirmar que todos los miembros del ejército y de la guardia civil son demócratas convencidos, pero me parece real que la mayor parte entre ellos hoy respetan las instituciones democráticas, mantienen la disciplina y saben que un militar, independientemente de loq ue piense, tiene que cumplir las órdenes del gobierno constitucional de España.
P. De las muchas personas o personajes que ha conocido a lo largo de su larga vida, ¿puede destacar a las tres que más ha admirado o admira y el por qué
R. Yo señalaría tres personajes: uno se llamaba Jorge Dimitrov que, juzgado en Berlín por un alto tribunal nazi, tuvo el coraje de desmontar y denunciar los planes del fascismo y que luego fue uno de los principales creadores de la política de frente popular. En segundo lugar, citaría al mariscal Tito, dirigente de la insurrección yugoslava contra los ocupantes nazis, que fue capaz de conseguir que su pueblo creara un frente en el interior de la Europa ocupada por los nazis y que mantuvo unidos a los pueblos yugoslavos. Y el tercero de los que he sentido más cerca de mí, sería la figura de Dolores Ibárruri que ha sido para mí y para muchos jóvenes de mi generación impulso y ejemplo en la lucha contra el fascismo. Hay otras muchas personas a las que admiro, pero me limito a los tres que me pide el preguntante.
P. Hola Sr. Carrillo, ¿usted cree que los golpes de Estado que proliferaron en países europeos mediterraneos e hispanoamericanos se debe a nuestra tradicion catolica? ¿Por qué en la cultura anglosajona no ha ocurrido lo mismo?
R. Yo no asociaría los golpes de estado a la tradición católica precisamente. Pienso que los golpes de estado que se han producido sobre todo en España en el siglo XX son producto de la existencia de una mentalidad profundamente reaccionaria muy extendida producto también de que en nuestro país no se realizó en su tiempo una verdadera revolución burguesa y hemos estado sufriendo las consecuencias de la permanencia no sólo de formas de propiedad feudales como los grandes slatifundios, sino sobre todo la pervivencia de la ideología reaccionaria del antiguo régimen. Yo no estoy tan seguro de que los países anglosajones no haya habido en otros momentos golpes o amagos de golpes. En Estados Unidos el Macarthismo fue algo muy parecido a un golpe de estado. Ahora mismo el poder que ejerce el grupo del presidente Bush, aunque haya sido elegido democráticamente, está siendo criticado por vulnerar la constitución y los derechos civiles de los ciudadanos. Creo que de una manera general el neoconservadurismo que está controlando las formas actuales de la globalización se basta y se sobra para producir fenómenos regresivos que tienen cierta comparación con lo que pueden ser los golpes de estado en el siglo XX en nuestro país.
P. Sr. Carrillo expresarle mi gratitud ya que, por encima de lo que se haya dicho de usted, su vida ha demostrado que es una gran persona. Lamento que, en una ocasión que nos cruzamos en Barajas, la timidez me impidió abordarle. Mis preguntas: ¿cree usted que la actitud del Rey fué tan decisiva? ¿Cree usted que la Corona estuvo siempre inclinada hacia el lado democrático o titubeó y evaluó antes de decidir?
R. Le agradezco a usted lo que dice de mí y en lo que pueda haber dudas sobre la actitud de la Corona es en sí esta hubiera visto bien la creación de un gobierno como el que pretendía Armada conseguida por vías parlamentarias y sin violar abiertamente a la constitución. Pero de lo que no cabe duda es de que si el Rey no habla esa noche con altos mandos y hasta con jefes de regimiento, el golpe del 23-F hubiera ganado.
P. Después del 23-F circuló por Madrid, y supongo que por toda España, un rumor en el que se comentaba que un destacado miembro del PSOE, hoy con un importante cargo público (nombrado por el PP) conocía la trama y estaba de acuerdo con ella. ¿Me podría decir qué hay de cierto en aquel rumor?. Muchas gracias
R. Yo no puedo asegurar que ese rumor fuese cierto. Si la persona a que usted alude es la que yo pienso, es cierto que se reunió con Armada y que en aquellos días hubo muchas dudas respecto a su comportamiento. Él personalmente me ha asegurado que no, pero...
P. Encantado de poder realizarle una pregunta, señor Carrillo. Enhorabuena por su carrera política y por su lucided que muestra a sus 90 años. ¿Qué hay de cierto en los que muchos politólogos empiezan a desentramar y que se da a llamar "Golpe Blando"?
R. Si se refiere al 23-F, hubo en efecto a mi entender una trama para realizar lo que se llamó un golpe blando, en la que participaban políticos de derecha, financieros y quién sabe si también algún político aparentemente de izquierda. Golpe blando que consistía en expulsar del poder a Adolfo Suárez y en ralentizar el cambio democrático hasta hacerlo invisible.
P. Cuentenos algún secreto que despues de tantos años ya no debería serlo. Gracias
R. Yo creo que ya no hay grandes secretos entorno al 23-F, me parece que hubo una intriga política tendente a crear un gobierno llamado de gestión, presidido por un militar y que esa intriga política estuvo acompañada de un complot militar que fue madurando y perfilándose y que pretendía frenar el proceso de cambio democrático. Y su primer objetivo era eliminar al presidente Adolfo Suárez, considerando que éste tomaba muy en serio el desarrollo del proceso democrático.
P. Cada vez que veo las imágenes del 23 F me asombro. Soy un joven de 28 años que en aquél entonces no era consciente de lo qué pasó, y creo que la mayoría de jóvenes de mi edad aún no lo son. ¿Cómo cree usted que afectó el intento golpista de Tejero en la política estatal a nivel general? ¿Cómo cree usted, además, que afectó, si es que lo hizo, a la política autonómica? ¿Debemos algo la sociedad a los diputados que allí se encontraban?
R. Yo creo que efectivamente a estas alturas resulta inconcebible que en un país europeo se produzca un acontencimiento más propio de una república bananera. Aquello fue vergonzoso y afectó a la política general del país: hubo un cierto retroceso en la política autonómica concretado en una ley que se llamó la LOAPA, y hubo también retroceso en las políticas sociales. Yo no creo que los que éramos entonces diputados podamos considerar que se nos debe nada, no hicimos más que nuestro deber, soportando el secuestro con más o menos serenidad.
P. ¿Donde piensa que vive ahora aquella oscura España que tramó el golpe? ¿La siente aún viva? ¿O quizás cree que va desapareciendo?
R. Yo creo que la derecha española y la ultraderecha no han desaparecido, ni mucho menos. Y en las campañas políticas que se producen hoy tratando de que no se amplíen las libertades autonómicas, o de que no se llegue a un diálogo para conseguir la paz acabando con el terrorismo, vuelve a manifestarse las posiciones tradicionales de la derecha española, que sigue siendo muy cetralista, muy autoritaria y en vez de paz propugna el exterminio de los terroristas sin pensar que esa política puede aún multiplicar las víctimas y las familias destrozadas.
P. Buenos dias señor Carrillo. ¿Me gustaria preguntarle como ve usted hoy en día la situación del PCE en IU? Saludos desde Suiza. Manuel Castro.
R. Yo veo la situación del PCE mal. El PC de hecho no existe ya como una fuerza política actuante. IU la veo en situación difícil, muy dividida y considero que personas como Gaspar Llamazares o la alcaldesa de Córdoba merecerían más de lo que están obteniendo, precisamente por la falta de unidad.
P. Usted fue de los pocos que no agachó la cabeza cuando los tiros de Tejero. ¿Se considera un hombre valiente?
R. No creo que fuese exactamente un problema de más o menos valor, porque entre los diputados comunistas que también se tiraron al suelo, había muchos de cuyo valor no cabe dudar. Seguramente también en otros grupos políticos. Creo que mi ventaja fue darme cuenta en milésimas de segundo de que si triunfaba aquel golpe seríamos algunos de nosotros eliminados y sobre esa base pude decidir también con mucha rapidez que los golpistas no iban a encontrar en mi conducta motivo para burlarse ni de lo que era mi partido, ni de mis electores
P. ¿A qué cree usted qué puede deberse que la noche del 23-F no hubiera movilización ciudadana, ni los partidos políticos ni los sindicatos hicieran llamamientos a sus militantes para salir a la calle? Gracias y un abrazo.
R. Yo creo que con una historia por detrás de guerra civil y 40 años de dura represión franquista, el pueblo español en ese momento todavía no estaba preparado para afrontar el golpe y salir a la calle a derrotarlo. Además, los principales líderes políticos estaban en ese momento secuestrados. Por eso he dicho que lo decisivo esa noche para parar el golpe fue la intervención del Rey.
P. Saludos melillenses, Santiago. Ahora que se anuncia por el gobierno de la nación, con bastante lógica, reforma constitucional, necesitada también de consenso - como en 1978 -, ¿ no cree que la actitud del PP, además de dinamitera y crispada, está dividiendo a la ciudadanía, de forma casi diametralmente opuesta, y que el consenso hoy a corto plazo resulta inacanzable?. Gracias, Un abrazo y cuidate.
R. Sí, yo estoy de acuerdo con el contenido que expresa esta pregunta. Por muchos esfuerzos que hiciese el gobierno, está claro que el Partido Popular no quiere consenso y que se pronuncia por principio de una manera brutal contra no importa qué posición tome el gobierno. Yo creo que por el momento, el consenco es muy difícil porque en el Partido Popular las voces que sin duda hay más sensatas y moderadas, permanecen calladas. Mi opinión es que el PP necesita sufrir una nueva derrota política democráticamente para alcanzar el grado de responsabilidad que permita compararle con una derecha europea. En ese sentido, la asignatura pendiente de la transición sigue siendo conseguir una derecha fielmente democrática.
P. ¿Que opinión tiene sobre la pasividad política del gobierno en relación con la cuestión del Sahara Occidental?
R. Yo creo que el Gobierno tiene tantos problemas y sufre tantos ataques, tiene también diicultades en su política internacional y en el Sáhara se encuentra con una contradicción: la dificultad de mantener una buena relación con Marruecos absolutamente necesaria sobre todo en estos tiempos de tensión entre Occidente y Oriente, y de apoyar la justa reivindicación de los saharauis a su independencia. Creo que hay que darle tiempo al gobierno
MENSAGE DE DESPEDIDA
Como todo termina en este mundo, también tiene que terminar esta conversación a través de Internet y quiero aprovechar la oportunidad que me da 'El País' para mantener esta conversación con personas a las que no he tenido la oportunidad de conocer y quizá no conozca nunca, pero a todas ellas agradezco la corrección y el interés que han tenido sus preguntas, y les deseo lo mejor.
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